Santo Domingo, República Dominicana, jueves 21 de noviembre, 2024

Por la democracia

En cada proceso electoral, los dominicanos nos jugamos el presente y futuro de nuestra democracia.

Y en la forma que va desarrollándose el proceso de elecciones de 2024, podemos llevar tranquilidad y seguridad de que vamos por muy buen camino.

La organización y el resultado de las elecciones municipales del 18 de febrero -el primer tramo del proceso eleccionario de 2024-, fueron más que satisfactorios y, pese a algunos ‘zapateos’ y ‘pataleos’ propios de grupos derrotados, la comunidad nacional, los poderes facticos, la sociedad en sentido general y los observadores de la comunidad internacional, le han dado muy buenas calificaciones.

La Junta Central Electoral  ha ido ‘tapando’ los posibles ‘huecos’ que pudieran provocar controversia y/o empañar en alguno que otro punto, el proceso de campaña que nos encamina hacia las votaciones, el 19 de mayo.

La oposición luce aguerrida. Dispuesta a mantener encendida la llama de la denuncia de cualquier resquisio que entienda vulnera sus ‘derechos’ a la igualdad frente al oficialismo, de ‘respeto irrestricto’ a la ley, de ‘transparencia’ en las ejecutorias de las autoridades electorales.

Y la Junta ha respondido, uno por uno sus reclamos y procura, en los casos que obedezcan a realidades, a despejar las ojerizas que pudieran levantarse.

Los nubarrones que se forman en el horizonte en los procesos electorales dominicanos no son extraños y podría decirse, son parte del mismo entramado que conforma los comicios.

Lo más importante es que la volundad y decisión expresada y demostrada por las autoridades electorales lleve confianza a los principales actores de la sociedad nacional -autoridades y poderes facticos-, en que el proceso en que el país está inmerso avanza en un marco de transparencia, libertad, apertura y las garantías de que los derechos de la población son y serán respetados, en todo lo que vale, en el ejercicio de votación y los resultados.

La decisión de las mayorías debe, pues, imponerse y respetarse, tanto en el resultado del voto expresado en las urnas y su conteo, como decisión de esa voluntad de la sociedad. Lo demás es el tradicional ‘pataleo’,  la queja y los esfuerzos de ‘justificación’ de los derrotados.

La democracia, sin embargo, debe prevalecer y salir fortalecidad en este proceso eleccionario, por encima de todo y de todos.

Compartir

Noticias recientes

Haití busca reanudar diálogo con la RD priorizado en migrantes
MAP pone en funcionamiento nueva plataforma en línea para solicitudes de No Objeción
La СPI emite orden de detención contra Netanyahu por crímenes en Gaza
Resaltan impacto de norma ISO 13485
Scroll al inicio