Santo Domingo, República Dominicana, jueves 20 de marzo, 2025

Balaguer e Hipólito Mejía

Cándido Gerón

En el mes de diciem­bre del año 1999 fui a llevarle a Joaquín Balaguer la biografía de Adolfo Hitler, «Mi lucha», ocasión que aprovecha­mos para comentar la natura­leza psicológica y militar de ese discutido personaje de la histo­ria alemana.

El diálogo fue interesante, pues, conversar con Balaguer sobre temas universales, para mí era cautivante y, aun más, cuando se trataba de una au­tobiografía de Hitler, un suje­to que, ciertamente, sacudió la historia política de la huma­nidad al provocar una guerra moderna.

En esa ocasión, hablamos, de los campos de concentración y del inhumano padecimiento de millones de judíos inocentes y recuerdo que valoró la actua­ción de Hitler como propia de un gobernante desquiciado.

Incluso, llegó a manifestar que la historia había escupido su trayectoria política debido a sus actos de barbarie y el hecho de concebir la purificación de la raza humana. Esa actuación era para Balaguer una monstruosi­dad, más que absurda.

En razón de que Joaquín Ba­laguer era un consagrado estudio­so de la historia universal, aprove­chó la ocasión para expresarme ese día, 21 de diciembre, que el motivo por el cual me había solicitado el li­bro «Mi lucha», tenía por finalidad hacer un símil entre Hitler y Stalin, a los fines de establecer, cuál de los dos había sido más estratega y cri­minal.

Contrariamente, Joaquín Bala­guer, nombró en nuestra conver­sación a presidentes dominicanos que, según la historia, se clasifica­ban entre malos y buenos; entre los primeros, citó a Santana, Báez, Heureaux y Trujillo; entre los se­gundos, colocó a Espaillat, Billini, Meriño, Guzmán y Bosch.

Tras reflexionar sobre los pre­sidentes malos y buenos de la his­toria dominicana, explicó que «el candidato presidencial Hipólito Mejía, posiblemente, ganará los co­micios del año 2000 y de lograrlo, se convertirá en un presidente bue­no, no obstante ser muy campe­chano».

Posteriormente, conversé con el candidato Mejía, en el fragor de la campaña, en mi condición de ase­sor junto al periodista Luis Encar­nación Pimentel, y le expliqué la ponderación que había hecho de su nombre el expresidente Balaguer, momento igualmente que aprove­ché para sugerirle al entonces can­didato del Partido Revolucionario Dominicano que fuera a visitarle sin compañía política, y que siem­pre le llevara libros novedosos co­mo obsequio; y que sus frecuentes visitas a su domicilio de la avenida Máximo Gómez, las hiciera por la parte detrás de la residencia del lí­der reformista.

El expresidente Hipólito Mejía, escuchó mis sugerencias y en el año 2019 me regaló la satisfacción de explicarme, en el marco de una cena junto a su esposa doña Rosa, que Balaguer le había manifesta­do que podía visitar su residencia siempre y cuando lo quisiera, sin anunciarse y sin acompañantes.

Esto explica, la razón por la cual Joaquín Balaguer apoyó a Hipólito Mejía cuando en la primera vuelta del certamen del año 2000. Y cuan­do apenas le faltaba medio punto para ganar la presidencia de la Re­pública, el determinante líder políti­co, simplemente, expresó: ¡Ganó!

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