El Senado aprobó un proyecto de ‘ley mordaza’, los diputados aprobaron un proyecto de división territorial que parte en dos la provincia Santo Domingo, el Poder Ejecutivo sometió a las cámaras un proyecto sobre ‘ciberdelitos’ que establece claras limitaciones a la libertad de expresión. Mientras, senadores y diputados andan en una puja por designar varios lugares públicos con el nombre de Orlando Jorge Mera, como el edificio donde funcionan los ministerios de Medio Ambiente y Turismo pero también varias reservas forestales, entre ellas la de Valle Nuevo, que lleva el nombre del luchador anti trujillista Juan Bautista Pérez Rancier, desde 1996.
Una alocada carrera de populismo, sin sentido práctico. ¿Porqué la clase política, en este caso oficialista, apunta a establecer normas ‘legales’ que restrinjan las libertades de prensa y de expresión y/o que cambien nombres a instituciones?
Las leyes establecen mecanismos para enfrentar en los tribunales la difamación e injuria. ¿Para qué crear nuevos ‘cucos’? Los ejemplos de restricciones a las libertades de expresión y prensa sobran en el país y las Américas. Recordamos líderes, entonces de oposición, se les impidió ‘legalmente’ hablar por radio y televisión. Hoy se practican otros ‘métodos’ para tratar de mediatizar la prensa, pero sobre todo a una libertad de expresión que se ejerce con temeridad desde unas redes sociales que complican los controles a los que detentan poderes políticos y/o económicos. Creo, asimismo, que para honrar la persona de un buen funcionario, dirigente político, ciudadano, por demás horrendamente asesinado, como el caso de Jorge Mera, no es necesario ‘deshonrar’ la de otro ciudadano que, asimismo, tiene sus méritos, como el caso de Pérez Rancier.
