Luego de cuatro años enfocado en la recuperación de la economía del país, tras los embates de la pandemia, el presidente Luis Abinader enfoca el segundo período de su gestión en la aprobación de una serie de reformas que, encabezadas por la constitucional y la fiscal, procuran fortalecer el sistema institucional nacional.
De ahí que a 48 horas de juramentarse ya puso en manos del Congreso Nacional el proyecto de reforma a la Constitución.
No cabe dudas, el presidente Abinader aprendió rápido y con buenas notas el arte de sortear las intríngulis del poder.
El presidente Abinader abrió la nueva gestión de cuatro años que tiene por delante por todo lo alto, con un discurso directo, fuerte, sin medias tintas, en que proclamó su decisión de impulsar las reformas sin apabullar con la imposición de la mayoría de que disfruta en las Cámaras Legislativas, pero dejando bien el claro de que los senadores y diputados del partido oficial están compelidos a apoyar esos proyectos. Asimismo fijó posición tajante, junto a otras naciones del continente y del mundo, contra el grosero fraude del chavismo-madurismo en las elecciones de Venezuela. Y ponderó logros de su gobierno en su posición reiterada de velar por la transparencia en el manejo de los fondos públicos y contra la corrupción.
Una andanada de críticas del ex presidente Leonel Fernández a las ejecutorias del presidente Abinader abrió una caja de pandora a pocas horas del discurso de juramentación, a las que el gobernante le salió al frente, de inmediato, con duras respuestas en un ‘dime y diretes’ que apunta a un período matizado por continuas confrontaciones gobierno-oposición, Leonel-Abinader.