Santo Domingo, República Dominicana, lunes 25 de noviembre, 2024

Sin pausa hasta mayo

Siete semanas restan para las elecciones de mayo. Siete por siete, cábala que resume la fase final de un proceso sin muchas emociones que tendrá pocas sorpresas. El panorama electoral luce tan claro como un día de verano, y, salvo un cisne negro o que el azar demuestre una vez más, porqué sigue siendo una categoría histórica, los resultados no serán distintos a lo que vienen proyectando la mayoría de las encuestas.

Para Abinader, el quid de la cuestión es el porcentaje final. Es sabido que en materia de estadística los hombres sienten especial predilección por romper récords ajenos, y, así como Medina rompió en 2016 (61.74%) el de Fernández de 2004 (57.11%), los estrategas del presidente procuran pulverizar el de Medina, y algunos afiches proclaman abiertamente “Rumbo al 70%”.

En una sociedad en donde políticamente se busca estar pegado del que va a ganar, el efecto de esa propaganda es desgastante –sumada a la estampida de dirigentes del PLD y FP, y los resultados de febrero– pues, mientras el calendario avance se reducen las posibilidades de “estar donde el capitán lo vea”, autoalimentándose la dinámica con sus propios resultados.

Para el PRM, con las presidenciales posiblemente ganadas, su prioridad será lograr el mejor desempeño a nivel congresual; y no sólo por lo de las mayorías mecánicas, sino que, en función de esos resultados se medirá la correlación de las fuerzas internas que trabajan para el 24, pero pensando en el 28. Al final, los resultados a nivel de diputados expresarán el poder de las tendencias de cara a un futuro inmediato que comenzará a correr el 17 de agosto en la mañana.

Para la FP, el desafío es mayor, pues todas las esperanzas de victoria están puestas en una segunda vuelta que al parecer no será y en el desempeño de una alianza imposible; y, aunque Fernández ha demostrado en otras ocasiones ser como el ave Fénix, los errores cometidos desde el lanzamiento de “Rescate RD” –en agosto– y la poca consistencia de su discurso opositor, restringen considerablemente su margen de maniobras a la reedición de glorias pasadas, siendo la actividad de la alianza del pasado lunes su penúltima oportunidad para dar un golpe de timón, restando como última bala el debate presidencial de ANJE.

En el PLD, los resultados varían en función de a quién beneficien. La teoría del partido chiquito le está saliendo bien a Medina, y apuesta a un desastre controlado que saque a Abel de juego y le otorgue cuatro años más de preeminencia… mientras, con paciencia espera que Luis introduzca la ansiada reforma constitucional y lo habilite.

Después de Semana Santa ya no hay frenos en el calendario y todo es cuesta abajo hasta mayo, donde cada día de más será un día de menos; y la campaña nos sumergirá en siete semanas frenéticas donde el sentido común, la tolerancia y el respeto se irán de vacaciones, y luego, todo volverá a la normalidad… como siempre ha sido.

(Tomado de Listín Diario)

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