Hay cables colgando por todos lados, que bloquean calles y aceras y que uno no sabe si están energizados. Llamé al Ayuntamiento y me dijeron que era responsabilidad de las empresas de electricidad y las telefónicas. En Edesur me dijeron que los alambres eran de las telefónicas. En Claro me dijeron que los ‘contratistas’ que les hacían trabajos eran quienes debían retirarlos. Se rebotan el problema y nadie hace nada.
Dos abogadas, frente a las puertas del tribunal, se liaron a jalones de moños, trompadas, pescozones e insultos en un vergonzoso espectáculo difundido como una ‘curiosidad’ por la televisión nacional.
Tuvieron que morir dos jóvenes al precipitarse en su vehículo en el hueco de una excavación donde se levantará un edificio, y que una señora -días después- cayera en otro hueco, también con todo y carro, para que las autoridades ‘se dieran cuenta’ de que los constructores no cumplen los reglamentos de protección. Después del escándalo comenzaron a colocar barras de protección, pero muchos huecos siguen igual.
El motorista, transitando a buena velocidad en vía contraria por una calle de Naco, se estrelló con el vehículo que conducía una señora quien perdió el control y chocó con un poste del tendido eléctrico, resultando ella y uno de los niños que le acompañaba heridos. Pese a esta cotidiana realidad, nadie pone freno a la forma temeraria y sin ningún respeto por los demás como conducen los motoristas -principalmente esos ‘deliverys’-, por las calles de la ciudad.
Pese a estas pinceladas de la penosa realidad que se vive en la ciudad en que nos ha tocado vivir, oímos hablar de ley, respeto, orden, desarrollo, modernidad. Uff!