Redacción HoraxHora
Para el psiquiatra José Miguel Gómez, el fenecido presidente Joaquín Balaguer “fue un adicto al poder; no fumaba, no bebía, no jugaba, solo le interesaba permanecer en el poder”.
Sus señalamientos fueron externados durante su comparecencia en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, el especialista dijo que estudió durante varios años la conducta del líder reformista desde su niñez hasta su muerte.
Agregó que sus hallazgos fueron compilados en el libro titulado “Balaguer, visto por un psiquiatra; sus tres vidas”.
En ese sentido, sostuvo que el varias veces gobernante del país “gravitó por 31 años al lado del dictador Rafael Leónidas Trujillo, lo que le permitió adaptarse, redefinirse y autodirigirse en todas las circunstancias, para luego sacarle provecho y lograr mantenerse en el poder”.
“Balaguer terminó controlando, anulando y silenciando a sus opositores y adversarios políticos, dentro y fuera de su partido”, añadió el expresidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría.
En su libro, el autor estudia al expresidente desde la psicología, la psiquiatría y la psicodinámica, pero también desde las circunstancias histórico-sociales que incidieron para forjar el carácter, las habilidades y sus destrezas.
Desde su punto de vista, el exjefe de Estado “manejaba con acierto la psiquis social dominicana, la religiosidad popular, el odio y los resentimientos de los contrarios”.
Al respecto, estimó que quienes odiaban al líder del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), “la mayoría terminaron, a su lado, siendo balagueristas”, logrando incluso que sus críticos políticos lo declararan “Padre de la Democracia Dominicana”.
Gómez aclaró, que su libro “no es un anecdotario, ni una compilación de datos, mucho menos una presentación político-partidista, sino una psicopatoradiografía a un hombre impredecible, introvertido, tímido, evitativo, distante y cercano a la vez”.
También lo define como una persona “apacible, inteligente y personalmente honesto, pero, sobre todo, emocionalmente manipulador y de conducta pasivo-agresivo”.
“Políticamente hablando, él y su padre espiritual Rafael Trujillo Molina, han incidido en el comportamiento y sistemas de creencias de resultados políticos en los últimos 90 años”, indicó.
A su parecer, “eso explica la pobre cultura política o la vieja patología social dominicana, donde la educación democrática pendiente y el pobre desarrollo social, son los que legitiman y dan vigencia a modelos políticos moralmente inaceptables,».
Sin embargo, reconoció que esos conceptos «son políticamente correctos, vistos desde la óptica de alcanzar y mantenerse en el poder”.
