La deteriorada e incierta situacion socio-política que sacude Haiti, nueva vez, coloca la República Dominicana en el conflicto -aunque parezca tangencial- y no tenemos de otra que enfrentar esa realidad con firmeza y decisión, protegiendo nuestro territorio de la contaminación que irradia esa violenta inestabilidad.
Y en eso han cerrado fila nuestras autoridades, con el Jefe del Estado, el Presidente Luis Abinader, la cúpula militar, gran parte del espectro político, empresarial y social.
Esta nueva crisis que sacude el oeste de la isla tiene el componente de las acciones desenfrenadas de las bandas fuertemente armadas y sanguinarias, lo que potencializa la dificultad de solución y aumenta el peligro para nuestro país.
No es momento, entonces, de falsos nacionalismos y posiciones patrioteras, de unos, pero tampoco de pronunciamientos de otros con poses de radicales defensas sobre alegados maltratados, que obedecen a los intereses de ONGs, de grupos de ‘defensa’ a refugiados, de grupúsculos de presión, de exhibicionistas que pretenden hacerse los ‘graciosos’ con pronunciamientos altisonantes.
Lo obligatorio, imperativo, es evitar los serios problemas sociales, políticos, de seguridad que una descontrolada y peligrosa emigración haitiana nos puede provocar.
Esa es la responsabilidad del Gobierno, que ha actuado a tiempo, con firmeza sin dobleces, con el Presidente a la cabeza. acciones que requieren del concurso de la sociedad en pleno. Los que se opongan o los que quieran instrumentar la situación para beneficios propios o de sus grupúsculos, deben quedar aislados.
07 de noviembre, 2021