La deteriorada e incierta situacion socio-política que sacude Haiti, nueva vez, coloca la República Dominicana en el conflicto -aunque parezca tangencial- y no tenemos de otra que enfrentar esa realidad con firmeza y decisión, protegiendo nuestro territorio de la contaminación que irradia esa violenta inestabilidad.
Y en eso han cerrado fila nuestras autoridades, con el Jefe del Estado, el Presidente Luis Abinader, la cúpula militar, gran parte del espectro político, empresarial y social.
Esta nueva crisis que sacude el oeste de la isla tiene el componente de las acciones desenfrenadas de las bandas fuertemente armadas y sanguinarias, lo que potencializa la dificultad de solución y aumenta el peligro para nuestro país.
No es momento, entonces, de falsos nacionalismos y posiciones patrioteras, de unos, pero tampoco de pronunciamientos de otros con poses de radicales defensas sobre alegados maltratados, que obedecen a los intereses de ONGs, de grupos de ‘defensa’ a refugiados, de grupúsculos de presión, de exhibicionistas que pretenden hacerse los ‘graciosos’ con pronunciamientos altisonantes.
Lo obligatorio, imperativo, es evitar los serios problemas sociales, políticos, de seguridad que una descontrolada y peligrosa emigración haitiana nos puede provocar.
Esa es la responsabilidad del Gobierno, que ha actuado a tiempo, con firmeza sin dobleces, con el Presidente a la cabeza. Pero esas acciones, unas ya anunciadas y optras por tomar, requieren del concurso de la sociedad en pleno. Los que se opongan o los que quieran instrumentar la situación para beneficio propio o de sus grupúsculos, deben quedar aislados.
Como vecinos hemos sido siempre más que solidarios. Hoy, como frontera terreste, estamos en la obligación de evitar que la expansión de la crisis nos afecte con las consecuencias que conlleva un eventual éxodo de inmigrantes económicos, de atemorizados hombres, mujeres y niños en busca de seguridad, pero también de esos delincuentes violentos que pudieran aprovechar la confusión para aposentarse en nuestro país.
No es cierto, como dicen esas voces anti nacionales internas, que nuestras autoridades estén interviniendo en la crisis haitiana, por el contrario, el llamado del Presidente y de los sectores sensatos, es de que los poderosos vengan en el auxilio de nuestros vecinos, porque en la medida, cierta, en que ellos se desarrollen, vivan en paz y tengan un sistema institucionalizado, las relaciones y convivencia será muchísimo mejor, para bien de todos.
07 de noviembre, 2021