Sin haberse repuesto aún del brutal asesinato de su presidente, Jovenel Moise, pero sin siquiera haber superado los horrores del terremoto de 2010, los haitianos sufren nueva vez los esstragos un violento sismo.
Este terremoto del sábado en la mañana ha dejado una estela de muertos, heridos y mucha destrucción. Más miseria, luto y dolor para los haitianos, ahora que también el coronavirus los ataca y encuentra una población sin vacunarse ni tener las instalaciones propicias ni medicinas para enfrentar la agresividad del Covid-19.
Una desgracia tras otra.
Y nueva vez la ‘comunidad internacional’ vuelve su mirada, más hacia las cámaras y las portadas de los diarios que con la real ayuda que clama esa empobrecida nación.
Es momento de que los haitianos aunen fuerzas y voluntades para enfrentar esta nueva desgracia. Que la política, las luchas por el poder, queden a un lado. Que la ayuda que les llegue no corra la misma suerte que hace once años y en otros escenarios de catástrofe, en manos de corruptos, en manos de ladrones.
Mientras tanto, aquí estamos los dominicanos, con la mano amiga extendida, como tras aquel enero de 2010, para ayudar ‘en lo que necesiten’, sin esperar nada a cambio que no sea el deber cumplido, la muestra de solidaridad que nos caracteriza y que para con los haitianos, en especial, siempre ha estado ahí.
15 de agosto, 2021