En el 2001 se inició en el país uno de los programas más ambiciosos e importantes para lograr las garantías necesarias para que un trabajador, al llegar su momento de retiro de la vida productiva, pueda contar con una pensión que le permita pasar sus últimos años con la dignidad suficiente y posible.
A lo largo de veinte años, los aportes que han hecho los trabajadores a sus planes de pensión, se han multiplicado por cientos de miles de millones de pesos y son la unica garantía que hay en el país de lograr un retiro digno, salvo los que ofrecen directamente algunas empresas y/o entidades descentralizadas del Estado.
Ciertamente, la ley votada hace veinte años sobre los fondos de pensiones, no es perfecta. Por eso ha sido enmendada, mejorada con el paso del tiempo y es posible que sea necesario nuevas reformas. Y si hay que hacerlas, que se hagan, pero dentro de un marco de diálogo, de libertad de la búsqueda y aplicación de medidas destinadas a garantizar los mejores intereses de los trabajadores.
Las AFP lo que han hecho es administrar esos fondos y, por demás, ponerlos a ganar importantes intereses, en inversiones libres de todo riesgo. A sido una acción de ganar, ganar.
Hoy las AFP, la ley y las pensiones de los trabajadores se ven envueltos en la vorágine del populismo, político y mediático, que visualmente no es de gratis, porque es mucho lo que se está invirtiendo en esa agresiva campaña.
Es por ello que nos preguntamos: ¿qué manos ocultas mueven la cuna?
08 septiembre, 2021