No más el martes de la semana pasada, un buen amigo con quien desayunaba me criticaba: “¿qué haces con esa mascarilla, si ya el Covid terminó?”. Le respondí como lo había hecho durante las últimas semanas a quienes me preguntan lo mismo: “El Covid anda rondando por ahí, y si no me molesta sigo con mis medidas de protección”.
Tres días después me levanté con un terrible malestar de cuerpo, dolor de cabeza y afiebrado. El apetito había desaparecido de tal forma que a otro amigo le extrañaba que de desayuno, ese viernes, apenas pedí frutas que solo probé y que me tomara la mitad de un café, cuando acostumbro a tomar hasta tres.
Una prueba rápida casera el sábado, cuando la afección gripal que creí tener se tornaba más fuerte, me dio positivo. Una PCR en un laboratorio autorizado lo confirmaba más tarde. Di positivo a Covid.
Tengo tres vacunas, otra contra la influenza, respeto las reglas y protocolos de prevención, las que proclamo todos los días en mi programa de televisión Oye País, y en el de radio en que participo, el Rumbo de la tarde, y muchas veces en mis columnas semanales en Listín y noticiashoraxhora.com.
Sin perder tiempo me puse en manos médicas, recibiendo las mejores prescripciones y recomendaciones y a cumplir el tratamiento. Duro aislamiento en mi misma casa, con apenas salidas a la clínica a aplicarme los medicamentos indicados.
Ahora solo queda esperar, confiar en Dios, la medicina, las oraciones y buena vibra de los amigos que me han dado seguimiento y apoyo en este traspié de la vida.
El Covid sigue. No se descuiden.