“Si me equivoqué con la prensa, yo pido totalmente disculpa a todos…”. La declaración fue del señor Micky López al salir de la Procuraduría General de la República, tras una reunión organizada por la Procuradora Adjunto, Yeni Berenice Reynoso, con tres comunicadores que se sintieron amenazados por el empresario de La Vega.
No conozco al señor Micky López. Si al periodista Pedro Jiménez y también a Sergio Carlo y Alfredo de la Cruz.
Lo acontecido, creo, significa una lección importante para el ejercicio de la libertad de prensa y expresión en el país.
El caso de las denuncias de Pedro Jiménez, Sergio Carlo y Alfredo Cruz tiene características informativas sobre procesos investigativos abiertos y puestos en manos de la opinión pública por las autoridades competentes.
No es el caso de ‘comunicadores’ que en ese ‘ejercicio’ de ‘libertad de expresión’ que dicen ‘ejercer’ en las redes sociales, la radio, la televisión pero que bajo el amparo de esa libertad desbarran, acusan, injurian, difaman contra cualquiera y como quiera.
No creo que la prerrogativa de ejercer el ‘derecho’ constitucional de la libre de expresión, se tenga el derecho de decir lo que nos venga en ganas sobre cualquier persona. Pero para dirimir esos conflictos, cuando una persona se siente agraviada, están las leyes y los tribunales, nunca la amenaza.
Es por ello que considero oportuna, atinada, la acción de la Procuradora Yeni Berenice Reynoso de convocar a las partes para establecer, en una discusión cara a cara, los alcances de las palabras del señor Mickey López por el alto peligro que para la seguridad que ello implica de los periodistas y comunicadores afectados y sus familias y para tranquilidad de la sociedad.