Quizás algunas fallas en los ‘procedimientos’ sea la causa real del escarceo que se ha armado por el fideicomiso de las plantas de Punta Catalina, pero oyendo los expertos independientes –jurídicos y financieros- evidentemente concluyo en que no hay irregularidades, falta de transparencia y, menos, un propósito de enajenar ese bien del Estado en favor de terceros, como han planteado algunos.
El dominicano ‘común’, ha aprendido en estos días lo que es y significa la figura financiera denominada ‘fideicomiso’, un modelo que se repite en los últimos tiempos en los carteles que anuncian la generalidad de proyectos de construcción, por ejemplo, en que los bancos financistas de la obra garantizan el ‘blindaje’ de los recursos, de la inversión de los beneficiarios -comprador, constructor, prestador-, ya que los fideicomisos han demostrado que son un mecanismo eficiente, legal, transparente.
En el caso de las plantas de Punta Catalina el Gobierno, en voz del propio presidente Luis Abinader, ha garantizado que esa empresa no se vende ni se privatiza y que ese fideicomiso se ha armado como una garantía de su permanencia como patrimonio, presente y futuro del pueblo dominicano, mostrando una coherencia entre lo que plantea y hace.
Creo sí, que el escarceo que se ha armado obedece a que el fideicomiso no fue lo suficientemente socializado, explicado, garantizado en su claridad. Pero también hubo falla en la prisa, más que en el propósito de engaño, de la sanción del contrato por los diputados. Los senadores ahora, pueden y deben, pues, dejar claro todo lo que es y significa el fideicomiso de Punta Catalina.