He sostenido, y hoy lo afianzo, que República Dominicana disfruta de un estado de plena libertad y un objetivo ejercicio periodístico, pese a algunos escollos propios del trabajo cotidiano y del tremendismo de intolerantes que escudan sus perversidades en las redes sociales.
La declaración y compromisos del presidente Luis Abinader ante los directores y propietarios de medios de comunicación del continente, en su discurso en la apertura de la 81 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), fortalece mi convicción.
“Sabemos -dijo Abinader- que un gobierno que teme a la prensa, teme a la verdad. Un gobierno que protege la verdad, venga de donde venga, protege a su gente y sus derechos… la prensa libre no es un adversario del gobierno, es su mejor espejo. Nos muestra lo que funciona, pero también lo que debemos corregir. Y un gobernante que escucha ese espejo, gobierna mejor.
República Dominicana vive tiempos de libertad. No una libertad concedida, sino conquistada y protegida por el esfuerzo de periodistas valientes, ciudadanos conscientes y un Estado que entiende que la transparencia y la crítica no debilitan al poder, sino que lo legitiman.
La libertad de prensa es un pilar de la democracia… sin prensa libre, no hay transparencia, sin transparencia no hay confianza y sin confianza, la democracia se desvanece… por eso, cada artículo publicado, cada entrevista, cada investigación periodística fortalece el tejido social y democrático de nuestros países.
Nuestro propósito es claro: proteger el derecho a informar y a ser informado, garantizando un entorno de respeto, seguridad y ética profesional”.
Estas declaraciones de principios, y ejercicio, del presidente Abinader, satisface a la prensa de verdad y a la sociedad.