A mediados de la semana pasada presencié como un vehículo –que resultó ser un taxista- se salió del carril por el que transitaba, para ‘adelantar’ a la fila entaponada, e invadió el carril señalizado como ‘para bicicletas’, cuando uno de dos motoristas que transitaba a buena velocidad por esa vía, se estrelló contra el carro, voló por los aires por encima del vehículo y cayó estruendosamente en el pavimento, donde quedó herido, el otro se ‘barrió’ sobre el pavimento para evitar ser parte del choque. El sábado a primera hora una jipeta chocó a un motorista que no respetó el semáforo en rojo, en la calle Roberto Pastoriza, y resultó muerto. Dos episodios cotidianos en las calles de la capital.
Uno se vuelve a preguntar: ¿qué beneficios ha reportado la llamada ‘ciclovía’, un disparate vial que solo vino a estrechar una calle de alta circulación, de apenas dos carriles, que provoca mayor congestión del tránsito y de uso de motoristas y choferes desaprensivos –muy pocas veces he visto un ciclista usarla-, en especial taxistas y guagueros de ‘voladoras’?
Asimismo: ¿cuándo les pondrán tapas a los huecos que dejan los ‘pavimentadores’ en las calles asfaltadas, con capa sobre capa a nivel que muchas quedan más altas que las aceras, hoyos que no distinguen por el negro del pavimento y que provocan serios daños a los vehículos que caen en ellos? o ¿cuándo recogerán los miles de metros de cables –principalmente de telefonía- parte del enjambre del tendido eléctrico de la ciudad, muchos de ellos colgando sobre las calles?
Además: ¿cuándo los Digesset dejarán de desorganizar el tránsito, deteniendo los vehículos con el semáforo en verde y dándoles paso, cuando se les antoja, en rojo?
Pauso por el momento: ¿Cuándo se enfrentará este caos sin poses, propaganda y politiquería?