Este 16 de agosto se cumple un mandato presidencial constitucional en que República Dominicana escala un nuevo peldaño en la consolidación de su democracia.
Pese a que este cuatrienio ha sido uno de los más complejos y llenos de incertidumbre que hemos enfrentado en los últimos tiempos, la estabilidad política, económica, social, bases esenciales para el desarrollo y la institucionalidad, se ha sostenido y fortalecido.
En pleno auge de la crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19, en que se instaló el Gobierno, en agosto del 2020, temíamos un futuro negro, dificil. Fue un episodio que nos golpeó a todos, nos encerró, provocó un cambio en la vida, en las normas cotidianas del trabajo, de los estudios, de la producción, del comercio, de la convivencia.
Ante este grave escenario, la nación apostó a la dirección de Luis Abinader, un presidente nuevo, a quien no se le conocía experiencias de Estado, pero si honestidad y decisión de ‘hacerlo bien’, y puso en sus manos la dirección de un gobierno ‘novato’. Y pasamos la prueba con notas sobresalientes.
Hoy, al hacer una retrospectiva, con las virtudes y defectos de toda gestión, entramos en un nuevo cuatrienio con tranquilidad, sin sobresaltos y con la confianza de que nuestra institucionalidad, la paz, la democracia no avista los nubarrones del pasado.
Iniciamos este nuevo período de gobierno con una economía en crecimiento, una serie de reformas institucionales en discusión, la transformación de las estructuras públicas, la convicción de que la transparencia y la honestidad es la meta a alcanzar.
Estamos obligados, entonces, a apostar y luchar por la estabilidad y la paz social.