La difusión de las encuestas RD Elige y Gallup-RCC la segunda semana de febrero, desató pasiones y emociones pero también movió el morbo que tradicionalmente enmarca el camino de los procesos electorales sobre preferencias y proyecciones de candidatos y partidos, ahora de cara a los comicios del 2028.
Y pese a que la Junta Central Electoral ha advertido sobre la violación a la ley que implica la campaña fuera de plazos, el proselitismo de aspirantes a candidaturas, especialmente presidencial, está activo a lo interno, y hacia lo externo, en los tres principales partidos del sistema.
El más claro desafío lo ha externado, públicamente, el PLD que ha ‘decidido’ escoger su candidato presidencial en el primer trimestre de 2026 bajo el subterfugio de que será ‘la escogencia de un aspirante único’ entre los que apuestan a la nominación, que dicen será ‘ratificada’ en el 2027. Una repetición de la violación a la ley con la selección de Abel Martínez para los comicios del 2024.
La lucha intestina en el PLD se desata, al momento, entre Francisco Javier García, ya en el ring, y Abel, quien anuncia su intención de ‘volver’. Ambos casos ante alguna ‘decisión’ de Danilo, como ocurrió en el 2020 y el 2024. Gonzalo Castillo, el impuesto por Danilo en el 2020, desmintió nuevas aspiraciones y desautorizó que su nombre sea propuesto.
La Junta, entonces, enfrenta un nuevo reto. Las consecuencias han sido advertidas en su comunicado del 20 de febrero sobre la campaña anticipada. ¿Se aplicará la ley?
Ya volveré sobre el tema, las campañas y aspiraciones en la Fuerza del Pueblo y en el PRM.