Santo Domingo, República Dominicana, sábado 4 de octubre, 2025

El gran problema nacional

Frente a esa maquina de restar popularidad que son los apagones, el caso de SENASA y sus secuelas en desarrollo, más el aumento de un 150% en el número de muertos por “intercambio de disparos”) en manos de la Policía en lo que va de año, es buena hora para preguntar y preguntarnos, ¿cuál es el gran problema nacional?

Para ir descartando, digamos que no es el “imperialismo yanqui”, (aunque nos manda más que una suegra en casa ajena), ni el social imperialismo soviético que ni existe, ni los chinos con su comunismo aterrizado y exitoso gracias los negocios con Nixon (1973), que convirtieron a ese país en la factoría del mundo.

El gran problema no es Balaguer y su banda colorá, que en los doce años limpió de héroes de abril la patria, y enseñó el uso de la corrupción como arma política a unos alumnos que en ese ítem le han superado con creces y sobre todo con bienes.

El gran problema nacional es una ciudadanía que ha perdido las ilusiones, y cada día cree menos en el cuento triste de una democracia que nunca hemos alcanzado realmente, porque aquí “siempre pasa una guagua”, y para todo hay siempre “un bajadero legal”, una “lubricación jurídica”.

Es un electorado que, sin fe, vota perdido, (más bien vencido) cada vez menos, y por lo mismo no tiene más aspiraciones que su bienestar inmediato. Al fin, la patria soberana que nunca tuvimos ya ni existe, y cada día los señores no pierden la oportunidad de recordárnoslo, porque el amor patrio solo les da para llegar al Masacre, y solo le sirve para autoengañarse convencidos de que, odiando al extranjero, negro, pobre, proletariado nacional en la agricultura y la construcción, están salvando lo que en realidad están/ estamos matando entre todos.

Esta hecatombe de antifé es lo que los supuestos demócratas herederos de Trujillo y Balaguer nos “trujeron” y nosotros les compramos. El gran problema del país no es SENASA, ni los apagones, ni la Policía y sus ejecuciones.

El problema somos Ud. y yo, porque ni en aquel 1978 de esperanza, ni en el 2004 de optimismo, el 2012 redentor, ni el 2020 de cambio, marchas verdes y plazas con banderas, cuando el infierno han sido los otros, el paraíso nunca hemos sido nosotros, que me dijo ayer en el Barrio Latino, Jean Paul Sartre. Cosas de guitarras y violines.

 

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