Santo Domingo, República Dominicana, martes 22 de octubre, 2024

El homenaje al país mulato que somos

De todo lo ocurrido, visto y oído en el acto de inauguración de la 28th Cumbre Iberoamericana, me quedo con el homenaje de la Cancillería de la República a nuestras raíces culturales.

Hermosa ofrenda de arte folklórico y popular a las raíces de esta patria tan avergonzada de su negritud, con su texturizado y su blanqueamiento a cuestas. Precisamente, gracias al espectáculo recordé una investigación de la National Geographic Society y la Universidad de Pennsylvania, con la colaboración de la UNIBE, que dio categoría científica a lo que ya sabíamos porque no somos ciegos ni sordos: Los dominicanos somos fundamentalmente mulatos, con un 49% de ADN de ancestros africanos, 39% de europeos, y un 4% precolombinos. Somos un país multado. Mulatos indios claros, negros full, descafeinados, poco o menos cuarterones, más o menos lavados, javaos y trigueños pero mulatos, según sea más o menos el café que la leche, “y también viceversa”.  Muchos dominicanos han decidido adorar hasta el fanatismo a nuestras raíces hispanas y, acomplejados de su negritud, han optado por negar/olvidar su herencia mulata, a la que cantó Nicolás Guillén: “Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos”

Gracias a la Cancillería por estar dispuesta a soportar las críticas de los sembradores del odio, negadores de patria, patria pequeña y sencilla, la de aquí y ahora mismo, o sea, la del barrio y la esquina. Gracias por recordarnos que somos los hijos del hambre y el olvido, de la pobreza y la explotación, lo que el colonialismo fue sembrando a través de cinco siglos.

Hablo de una pobreza material que no nos mandó Dios, que era ateo, ni Checherén que era socialista, sino la monarquía europea y más tarde sus representantes criollos (los peores) y después el áspero Norte “revuelto y brutal”, y otra vez los lacayos alienaditos y crueles; los que nos enseñaron a esperar siempre al Maná, a aspirar que otros hagan por nosotros lo que no hacemos por nosotros ni por nadie, a justificarnos en nuestros errores, y en eso estamos.

Gracias a la Cancillería por atreverse, por entender que sin el abuelo negro, sin su sangre, sin su voz, sin su temple de incansable guerrero, los dominicanos estaríamos incompletos, desconsolados y tristes, no tendríamos son ni mulatas ni sueños, que debe ser algo así como estar muerto sin saberlo.

Compartir

Noticias recientes

Según Bloomberg, bonos de RD cayeron luego del retiro del proyecto de reforma fiscal
Elizabeth Silverio es condenada a 7 años de prisión
Presidente Abinader: "No tenemos otra propuesta de reforma fiscal"
Vocero del Gobierno dice que las buenas propuestas de la reforma fiscal no fueron valoradas
Scroll al inicio