Santo Domingo, República Dominicana, lunes 25 de noviembre, 2024

¿Elecciones para qué?

¿SI, Elecciones para qué, sobre todo después de ver los resultados de la encuesta Gallup que le otorga 64% al presidente Luís Abinader contra un 20% al expresidente Leonel Fernández y apenas un 9% al candidato del Partido de la Liberación Dominicana, Abel Martínez? 

¿Para qué gastar tanto dinero en unas elecciones que de antemano sabemos los resultados? 

Lo inteligente, lo sensato, dada las circunstancias, es no celebrar elecciones, por lo menos presidenciales, porque la suerte esté echada, porque todo está decidido en el mercado electoral: Luís Abinader será reelecto, en primera vuelta, con un contundente “golpe de pueblo” que superará, por mucho, el 50 más uno de los votos. Algunos predicen más del 60% de los votos emitidos el 19 de mayo próximo. 

Lo que aún no está claro es cuántos senadores y diputados obtendrá el Partido Revolucionario Moderno, pero superarán las expectativas, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. 

Otra cosa que no está decidida es quién ocupará el segundo lugar, si el Partido de la Liberación Dominicana o la Fuerza del Pueblo, es decir, Leonel Fernández o Abel Martínez. La “segunda mayoría” es muy importante para las dos fuerzas políticas, porque de ello puede depender su existencia y fortaleza de cara al 2028. 

Algunos se preguntarán, ¿para qué gastar tanto dinero en unas elecciones que de antemano están decididas? Bueno, respondo, porque son un mandato constitucional, porque la ley lo ordena, porque sirven para legitimar las nuevas autoridades, para darle legalidad a las autoridades que surjan del certamen. 

Votar es una obligación ciudadana, un deber ineludible de todo ciudadano consciente, que ama la libertad y la democracia del sistema imperante. 

Ahora bien, no todos los sectores políticos quieren elecciones. En la oposición hay dirigentes de partidos de oposición, que pretenden dañar el proceso, capaces de crear desasosiego, propiciar un clima de inseguridad y violencia, que impida unos comicios transparentes, en libertad absoluta.  

Hay gente en la oposición, que, sabiendo de antemano los resultados de las elecciones, porque las encuestas lo dicen claramente, incluso las que ellos mismos pagan y ordenan. elecciones. Esa gente no quiere elecciones. 

Pero las habrá, llueva, truene o ventee, y serán válidas, serán elecciones bien organizadas, libres y transparentes. El pueblo, soberano, acudirá masivamente a las urnas a elegir a Luís Abinader como presidente por los próximos cuatro años. y le dará mayoría en el Congreso para que haga el gobierno que “soñó de niño”, pero que las circunstancias, tanto nacionales como internacionales, no se lo han permitido. El cambio será profundo. Las transformaciones sociales continuarán en el próximo cuatrienio.  

Sectores de la oposición, muy bien identificados por los organismos de seguridad del Estado, pretenden hacer “un lío”. ¡Y no de ropa! Quieren dañar y desacreditar el proceso electoral y quitarle méritos a la Junta Central Electoral para intentar ilegitimar los resultados de los comicios. Están pidiendo y exigiendo cosas imposibles, que la JCE no puede complacer por insensatas y por violatorias a la ley electoral, para luego alegar fraudes, dislocamientos, compra de cédulas que ellos mismos son capaces de comprar para luego culpar al gobierno. etc. 

En el PLD y en la Fuerza del Pueblo, incluso en el PRD de Miguel Vargas, son expertos en hacer fraudes electorales. Lo hicieron en el 96, en el 2004 cuando compraron “la cadena”, posteriormente cuando el Estado venció a Danilo, luego cuando Leonel dijo, en Nueva York, que tenía 40 mil millones de pesos y el petróleo de Venezuela, para imponer a Danilo Medina sobre Hipólito Mejía que lo aventajaba abrumadoramente en las encuestas. ¿Acaso lo olvidaron? 

 ¡Ojo con eso! ¡La oposición no está jugando! Esa gente no quiere elecciones. Harán lo que sea para impedirlas o para desacreditarla ante los ojos de los observadores, tanto nacionales como internacionales.  

Esa oposición malsana quisiera que la crisis de Haití sea convierta en un factor durante el proceso electoral que afecte, no sólo al presidente Abinader, si no al país. ¡Ojo con eso! No estoy bromeando. Esa gente no tiene escrúpulos, vergüenza, valores éticos y morales, sus intereses están por encima de los intereses de la nación, de la seguridad colectiva, de la paz y de la patria misma. ¡He dicho! 

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