El evidente fracaso de la generalidad de los gobernantes y proyectos de ‘izquierda’ ha provocado un giro de regímenes hacia la ‘derecha’ y/o ‘conservadores’, en un contexto en que la clase política es seriamente cuestionada en nuestra América Latina.
Los resultados electorales de Chile, y previo en Honduras –ya había ocurrido en Argentina, Ecuador, Bolivia-, así lo demuestran.
El denominado ‘eje del mal’, como se bautiza la ‘mancuerna’ que a finales de los ‘90 y a lo largo de los 2000, encabezaron Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Kitchner, se ha ido derrumbando, afianzando la democracia y la libertad en las Américas.
Mientras la izquierda totalitarista -que imponen Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Díaz-Canel- sigue oprimiendo y empobreciendo a sus pueblos, otros presidentes de ideologías de izquierda gobiernan de manera moderada, como Lula da Silva, en Brasil; Claudia Sheibaum, en México; Bernardo Arévalo, en Guatemala; Yamandú Orsi, en Uruguay; y hasta el vociferante Gustavo Petro, en Colombia.
Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Honduras han girado a la derecha por la votación popular, República Dominicana, Costa Rica, El Salvador consolidan y ejercen sus posiciones democráticas, mientras Panamá, Paraguay, Perú afianzan sus procesos en el respeto a los derechos y las libertades.
República Dominicana, tras salir de una férrea dictadura de 30 años y un proceso de inestabilidad, que incluyeron un golpe de Estado y una guerra civil, con intervención militar extranjera incluida, ha mantenido por los últimos 59 años -venciendo obstáculos y crisis económicas y sociales- un sistema político estable, con elecciones consecutivas y cambios de gobernantes, lo que nos ha permitido crecer económica, social y políticamente… y ser referente. Eso es democracia.



