Santo Domingo, República Dominicana, viernes 25 de octubre, 2024

Guerra en las calles (2)

Ruddy L. González

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El ensordecedor toque de bocinas era desesperante. Provenía del trancón vehicular en la avenida Abraham Lincoln con Roberto Pastoriza. A pocos metros, un agene de Digesett hacía caso omiso al problema, como si fuera sordo, porque su atención estaba ‘concentrada’ en ‘amonestar’, y multar, a una señora que a bordo de su vehículo, con una niña en el asiento trasero, clamamente rumbo a la escuela, habría cometido alguna falta a la ley de tránsito. Eran las 7.35 de la mañana de un día cualquiera de la semana.

Eran las 8.10 de la mañana del domingo 28 de noviembre, en la avenida George Washington esquina Abraham Lincoln, cuando detenido frente al semáforo en rojo, le dije a un agente de la Digesett que observara dos cabezotes que transitaban por el Malecón –creo está prohibido de vehículos pesados por la vía-, a velocidad temeraria. La respuesta del agente fue simple y directa: ‘Yo estoy en motores’ y volteó la cara para seguir en lo que era todo empeño: parar motoristas, menos los que iban vestidos de miliares, para exigirles sus documentos. Habían varios motores montados en una grúa-patana, con visos de que estaban retenidos.

Ese mismo domingo en la noche se hizo viral en las redes el video de la exhibición de ‘ceritos’ que hacía un conductor en plena Lincoln, a las 9.20pm, pese a que la propaganda de semanas anteriores la Digesett decía que se impondría una ‘vigilancia permanente’ y estricta en las noches para ‘evitar’ violaciones y temeridades como esa en la vía.

Son algunas muestras que tipifican como los agentes de Digesett, más que parte del problema del tránsito vehicular en la capital, son el problema. Ello para no hablar de como arman los ‘tapones’ medalaganariamente en los cruces de mayor afluencia de vehículos dando paso sin ningún criterio a una vía mientras en las otras se amontonan conductores que llegan a la incomodidad, pero sin nada que poder hacer.

Y que no decir cuando un motorista de la institución bloquea una intercepción por el tiempo que se le da la gana, para dar paso al vehículo de un ‘funcionario’, de tercera categoría, porque éste o algún pariente, quiere llegar primero a su destino que los demás mortales que circulan por el lugar.

Son tantos los ejemplos de esta incompetencia y hasta abuso que cometen estos agentes, muchas veces amparados en la ‘potestad’ que le da un uniforme, que necesitaríamos páginas completas de periódico para compartírselas.

Porque como decía el colofón de la serie de televisión ‘The Naket City’, de finales de los ’50: “Hay miles de historia en la Ciudad Desnunda, esta ha sido solo una de ellas”.

 

 

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