Hora de la acción

A la política de diplomacia prudente que ha seguido República Dominicana ante la delicada situación de inestabilidad y convulsiones que vive Haití, ha llegado el momento de dar un manotazo sobre la mesa y pasar de las conversaciones –aunque el diálogo permanezca en los ámbitos posibles- a la acción decisiva, prudente también, pero firme.
De ahí, entonces, que entiendo correcto, y que debe recibir el apoyo generalizado de la nación y del concierto internacional, el ultimátum del Gobierno dominicano a las ‘autoridades’ haitianas para que actúen, en consonancia con lo establecido en los tratados entre las dos naciones, relativos en este caso, sobre el manejo hídrico en la zona fronteriza.
Porque si las autoridades dominicanas tienen identificados a los responsables del intento de ahora de desvío de las aguas del Masacre –así lo consigna el impedimento de entrar al país- mal pueden las ‘autoridades’ confesar limitaciones para imponer a esos ‘empresarios privados’ de su país el respeto a los acuerdos binacionales, de Estado a Estado.
Esta no es la primera vez que ocurre lo mismo. El gobierno haitiano lo intentó, en mayo de 2021, pero hubo de desistir ante la firme postura en contrario del gobierno dominicano.
Por ello, el cierre unilateral de la frontera, por aire, mar y tierra, así como la suspensión de visado a haitianos -entre otras medidas-, es una presión necesaria para hacerlos entrar en razón ante el atropello recibido.
Estas acciones provocan problemas económicos a empresarios dominicanos, y haitianos, que comercian entre las dos naciones, pero el país está por encima de todo y hoy en la realidad obliga a actuar en favor del interés nacional, antes que el particular.