De las rebatiñas, dimes y diretes, ofertas y promesas tradicionales de la campaña electoral, es momento de pasar, de manera decidida, a nuestras realidades cotidianas, como nación, como una responsabilidad de todos, gobernantes y gobernados.
Las intríngulis y experiencias que nos deja el proceso electoral nacional de 2024 -municipales, en febrero, presidenciales y congresuales en mayo- abre espacio al análisis político de los partidos y el sistema electoral. Los posicionamientos, reacomodamiento del liderazgo, intestino y hacia afuera, son tareas propias del sistema de partidos.
En el escenario, mientras, el país debe fijar mirada hacia tomar y/o retomar importantes retos pendientes: fortaleza al sistema institucional -reformas fiscal y constitucional enunciadas, entre otras-, enfrentamiento decidido a problemas como la seguridad ciudadana, del tránsito vial, el eléctrico, por ejemplo. Es oportuno que los egos y malquerencias políticas queden atrás, relegados ante la búsqueda de solución de temas y necesidades pendientes. Es el momento de que el liderazgo nacional deponga apetencias, ambiciones y de el paso adelante para concretar ese anhelado, y necesario, gran pacto político-social-económico que abra el camino a la solución de males ancestrales, como tantas veces se ha prometido. El ganador de cuatro años más de mandato presidencial y, por tanto, líder indiscutible de la nación, Luis Abinader, ha lanzado la iniciativa: convocará a Leonel Fernández y Abel Martínez, como líderes de la oposición, a discutir planes y acciones frente a esos retos nacionales. Un escenario al que no pueden rehuir, si realmente practican lo que predican, el bienestar nacional. Porque ha llegado la hora de pasar de la retórica a la acción. La hora de mirar hacia adelante y actuar como nación.