Dejé sobre la mesa el artículo que escribí en el fin de semana, como de costumbre, para publicar este miércoles, en esta esquina de Listín Diario. Eran las 5.48 de la madrugada cuando leía un chat de Yanet Camilo: “Lamento informarles que ha partido al reino eterno mi querido Fello Suberví”.
De Fello tengo los más gratos recuerdos. Un hombre llano, sincero, agradable, siempre sonriente, conciliador, político y abogado, sagaz, fiel a su partido, el PRD, hasta el final.
Aquella mañana de mayo de 2003 -recuerdo como si fuera hoy- recibí una llamada: -Es Fello… necesito verte hoy, a ti y a Miguel (Franjul)… dime dónde estarán y los visito… pero debo verlos hoy”. Le respondí que no sabía ya que el Gobierno nos había echado de nuestras oficinas en Listín y Ultima Hora, unos días antes. -Pues los espero a la una, en el restaurant chino en el Malecón, al lado de donde estaba el Vesubio, me dijo.
Miguel y yo nos extrañamos pero decidimos ir pues Fello era nuestro amigo. Muchos funcionarios del Gobierno de Hipólito y no pocos dirigentes del PRD -esos que tanto nos cortejaban días antes por ser dos directores de los más influyentes medios periodísticos- nos evitaban pues estábamos ‘marcados’ por el Caso Baninter y las duras críticas, a nivel nacional e internacional, que habíamos emprendido por la grosera intervención de los medios de comunicación del Grupo.
-Quise verlos para decirles que en mi tienen un amigo, siempre dispuesto para servirles, ayudarles, apoyarles en estos momentos amargos… mis amigos lo son siempre, en las buenas y en las difíciles, y quiero estar ahí, para ustedes, en cualquier proyecto que emprendan.
Así era Fello. Ese siempre será Fello en mis recuerdos. Con respeto y cariño. Paz a sus restos.
