Uno de los errores más frecuentes que cometemos en política es querer hacer la jugada determinante en la elección anterior o en otros países.
Me explico con un ejemplo. Supongamos que estamos en el cuarto juego de la final del torneo de béisbol invernal de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional (LIDOM). El marcador: cero a cero. Estamos en la novena entrada, cero outs. Hay hombres en primera y segunda. El mánager decide batear (en vez de tocar la bola). ¿El resultado? Un doble play. Al siguiente turno, el equipo contrario anota una carrera. Perdemos el juego y la fanaticada, como perfectos managers de tribuna, arremete enfurecida.
Pero viene el siguiente juego y se presenta la misma situación. ¿Qué hacemos? La tendencia natural es mandar a tocar la bola para que no nos pase lo mismo. ¡Pero eso es un error! ¿Por qué? Porque cada juego es diferente. Hay que valorar, en ese nuevo partido, qué es lo que más conviene independientemente del pasado.
¿Y a qué viene todo esto? A la abstención en los comicios municipales de febrero. Como un grupo importante de electores decidió quedarse en su casa, ahora todos quieren hablar de la abstención para explicar el estado de la democracia, establecer estrategias y vaticinar lo que pasará en los comicios presidenciales y congresionales de mayo. Sin darse cuenta, están implementando “la jugada del partido anterior”.
En 2024 habrá más de 100 elecciones en todo el mundo, siendo la mitad presidenciales. Es un año de profunda crisis global, donde se precisa un cambio y todos quieren encarnarlo para mantenerse o llegar al poder. Ese deseo, profundo y necesario, obliga a los estrategas políticos a pensar cómo interpretarlo para traducirlo en ideas poderosas.
Puede pensarse que existen métodos mágicos para hacer llegar a los cargos públicos a cualquier persona. Está de moda tratar de hacer jugadas como las de Bukele, las de Obama o las de Milei. Y este es uno de los errores más comunes entre estrategas y políticos. Que les funcione a ellos no quiere decir que copiarlos sea el camino, ellos están en otro juego.
En política no hay jugadas copiables por una simple razón: la política no es sobre los candidatos, sino sobre la gente. Y agregaría, el futuro no siempre -quizá nunca- se comporta como el pasado. Entonces cualquier receta basada en la persona, tratando de imitar el pasado, es un tremendo error.
Mi no-consejo entonces es: debemos entender a la gente primero. No basado en cómo se comportó en el pasado, sino evaluando y entendiendo dónde están hoy, qué esperan de esta nueva elección. Hay que ir a donde la gente está, no esperar que la gente venga a nosotros. Hay que participar en las plataformas que la gente utiliza, no esperar que las usen como queremos. Hay que usar el lenguaje de la gente, y no pretender que entiendan el nuestro.
Estamos en la era del «people influence people» (la gente influye sobre la gente). Y sí, querido lector, usted y yo sabemos que bastante hemos cambiado, incluso esta misma semana.
Esa es la tarea que nos queda a los que nos dedicamos a esto. Entender ese cambio, asumirlo y evitar la tentación de tocar la pelota. Para ello, ¡hay que hacer una jugada para ganar este partido!
• Armando Briquet, vicepresidente senior de Asuntos Públicos en Newlink