Persisten ahora muchas dudas sobre la veracidad y la confiabilidad de las noticias que se difunden a través de los medios electrónicos.
El alud de noticias falsas que se disemina, sin freno, por las redes sociales y algunas plataformas digitales ha generado tal nivel de desconfianza que ya muchos las evaden.
No tanto porque ellas viralizan hechos que producen perturbación mental o proyectan realidades calamitosas, sino porque abundan las alteraciones, falsificaciones o las mentiras pretendiendo disfrazarlas de verdad.
Como consecuencia de esta atmósfera de dudas, un fuerte estigma conspira contra la reputación de los medios que manejan profesionalmente la búsqueda y difusión de las noticias, por más verídicas y confiables que sean.
Frente a un fenómeno que cada día cobra magnitud, el desafío de los medios profesionales es doble.
Por un lado, defender la integridad de su misión, la verosimilitud de sus contenidos y, por el otro, combatir frontalmente la mentira, descubriéndola a través de múltiples métodos de comprobación.
La tecnología ayuda a identificar contenidos falsos, sesgados o adulterados y a sofocar su viralizacion, pero en la esfera digital no todas las plataformas informativas se protegen de esta “infoxicacion”.
La clave está en alentar un periodismo más humano, más centrado en la cobertura personal en las calles, en la toma de pulso de las vivencias de la ciudadanía y en la rigurosa comprobación de los hechos que no pudimos presenciar.
En razón de que, en estos tiempos, cualquier hecho, por más banal que sea se convierte en “noticia” por la difusión masiva que han tenido; la responsabilidad de los medios es la de rescatar el concepto y el valor original de lo que,en realidad, es noticia de interés para la mejor marcha de una sociedad.
Más que noticias, son las novedades que pueden desprenderse de esos hechos las que pudieran ser objeto de un tratamiento más exhaustivo y critico en el periodismo profesional.
Descubrir la noticia, en sus aspectos más profundos y en sus impactos colaterales, es ahora más relevante para los medios, porque de ese ejercicio la sociedad puede extraer los elementos que verdaderamente fortalecen el sistema democrático, el sano debate de las ideas y la lucha por las libertades humanas.
En un mar de noticias falsas y realidades desfiguradas, la verdad puede naufragar más rápido de lo que imaginamos.
Y el periodismo profesional está aquí para actuar como un salvavidas, cerrándole el paso a las corrientes maliciosas que las diseminan sin control por todo el mundo.