Mirian Germán, la Procuradora General, ha difundido esta semana una carta en que advierte los niveles de irrespeto y ofensas a superiores jerárquicos, subalternos y al público que se estarían registrando en instancias del Ministerio Público. Indicó, de forma directa, las consecuencias de esta práctica.
La carta, aunque no hace señalamientos específicos, de personas ni casos, se produce en momentos en que se acerca el ejercicio rutinario de evaluaciones en el Ministerio Público, lo que desaforados aprovechan para esparcir, dentro y fuera de la Institución, maledicencias que llegan al punto del irrespeto, calumnias, difamaciones y mentiras.
Eso es lo vemos hoy en redes sociales, en los corrillos de abogados, ‘comunicadores’, por ejemplo, contra el magistrado Wilson Camacho, director del PEPCA, por la pasión que, junto a las magistradas Yeni Berenice Reynoso y Mirian Germán, ha puesto en la lucha contra la corrupción y la impunidad, temas que averguenzan al Estado dominicano.
Camacho –a quien no conozco en persona, ni con quien he intercambiado conversación- lo tipifico como un funcionario apasionado, firmemente convencido de su misión. Su fogoso temperamento, vehemencia e intransigencia lo ponen en la mira de quienes quieren sacarlo del juego por ser una espinita en el zapato, y de otros, pienso, que pretenden sustituirlo en el puesto.
En diciembre pasado, en un acto de reconocimiento, Camacho dijo: “La corrupción es un problema, una desgracia en la República Dominicana… luchar contra ella entraña numerosos sacrificios personales de nosotros y de las personas que nos rodean… a veces las cosas que deberían ser comunes se convierten en heroicas y extraordinarias, lo que hemos hecho desde el Ministerio Público no ha sido algo más que cumplir con nuestro deber y hacerlo entregando alma, corazón y vida”.
Y eso, lo convierte en un blanco.
