El país está consternado tras el balance registrado por las fuertes lluvias del pasado fin de semana. Una vez contabilizados los daños, visto las causas de algunas situaciones, como la que vivimos en la Capital, lo que procede es aplicar los correctivos necesarios –los fallecidos imposible- para evitar posibles repeticiones y muertes, cuando se produzcan nuevos episodios atmosféricos.
La politización del tema, sin embargo, es perversa. De todos los litorales que han pretendido tener ganancia para las causas políticas-electorales que profesan, y otros, incluyendo comunicadores y medios, que desvían la atención de la tragedia con groseras acusaciones y denuestos a sus contrarios.
Es lo propio que se pretende por el anuncio de la renegociación del contrato de concesión de operación de los aeropuertos del Estado con la empresa Aerodom-Vinci.
Si bien es cierto que el gobierno y candidatos tienen ganancias político-electoral con el inicio de las obras que se anuncian serán iniciadas con los recursos adelantados que se recibirán, no es menos cierto, mezquino negarlo, que el gran beneficiario de esas iniciativas, incluyendo las ampliaciones, remodelaciones, construcciones proyectadas en Las Américas, es la población, la sociedad dominicana, en sentido general.
El flujo de pasajeros desde y hacia el país sigue en aumento indetenible. Aeropuertos confortables, operativos, seguros, son un incentivo a nacionales y extranjeros a viajar, y el AILA es nuestra principal puerta de entrada.
Por ello, las inclemencias del tiempo, distorsionado por los cambios climáticos que afectan al mundo, seguirán produciéndose y los viajes por nuestros aeropuertos aumentando. El que episodios y situaciones como estos se produzcan en tiempos electorales, no justifica quedarnos de brazos cruzados. Los francotiradores, que sigan haciendo bembitas.