Vigo, Galicia.- Aún cuando podría ser debatible, el crimen y el narcotráfico podrían disputar el puntero en la larga lista de problemas que afectan al Puerto Rico contemporáneo.
Incluso, creo que hace seis o siete décadas, el catálogo de problemas era menor pese al remonte de muchos de ellos.
Ambos, el crimen y el narcotráfico andan costando vidas y opacando mejores oportunidades criminalizando a jóvenes y obligando a las autoridades a compelerse a atender el problema.
En prioridad se encuentra la reprochable corrupción que camina en perjuicio a las relaciones entre el sector público y el privado. Hemos llegado al punto del altísimo costo al fisco ya que tan corrupto son ambos cuando actúan contra el interés público. Queda el sector sin fines de lucro como ropa de esperanza.
Pero la corrupción anda tirando contra los estamentos sociales y a casi todas las instituciones. Su ataque involucra atención y consumo de gastos locales tanto como federales y la pérdida de fondos algunos irrecuperables.
No se excluye la salud mental en la lista, con servicios díscolos a la población, con problemas entre ellos depresión, estrés, ansiedad y trastornos bipolares.
Este es seguido por la violencia doméstica que afecta a mujeres y niños. De paso, el abominable maltrato infantil, en todas las modalidades, igual es una preocupación, con altos índices de casos.
Puerto Rico enfrenta desafíos económicos significativos, entre ellos las altas tasas de pobreza, desempleo y desigualdad e injusticia social.
Los nuevos recortes en aportes federales afectarán más servicios locales excepto la discriminatoria persecución a indocumentados.
No se descarta que el país esté propenso a terremotos, huracanes y otros desastres naturales, responsables de daños a vida y multimillonarios costos a la infraestructura. Muchos de ellos demoran años en corregirse. De particular temor son los terremotos debido a fallas geológicas en la zona caribeña que nos toca.
En otros renglones problemáticos encaramos la falta de acceso a servicios básicos como agua potable y electricidad los que afectan a comunidades vulnerables. Algunas de ellas hasta han esperado 30 años por recibir agua.
Hay temores en la ciudadanía y el sector comercial y empresarial por subsiguientes amentos en servicios eléctricos. En casos de la población civil, aumentos lejos del posible alcance al pago
El envejecimiento de la población encara enormes desafíos en atención médica y servicios sociales.
En la tabla figura la moderna gentrificación y su proceso de renovación de sectores urbanos. La mayoría, generalmente populares o deteriorados, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo.
Inescapable es la agonía de la Universidad de Puerto Rico, que hace 60-70 años se levantó como una de las mejores académicamente hablando para aproximarse ahora a sus rodillas.
Es asignatura obligada de gobiernos el abordar estos problemas con políticas públicas eficaces, inversión en servicios sociales y comunitarios, y programas de prevención y educación así como más justicia social y equidad.
La colaboración entre el gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional es crucial para lograr un cambio positivo en Puerto Rico.
Antes de mirar a soluciones políticas miremos a la unión de voluntades en iniciativas propias para la solución a nuestros problemas. Ello porque “el derecho y el deber, inseparables resplandores de la conciencia, no brillan nunca en la conciencia que no lucha”, Eugenio María de Hostos.