Santo Domingo, República Dominicana, jueves 11 de septiembre, 2025

Voces de alarma contra el Sinhogarismo

Redacción HoraxHora

Jamás había visto una cara tan asombrada y agradecida cuando hace un tiempo, y en compañía de mi hija, obsequiamos a una mujer dos pizzas que nos habían sobrado de una reunión familiar.

Fuimos hasta donde sabíamos se congregan en derredor de una iglesia protestante y la biblioteca en un pueblo en, Atlanta, para obsequiar algunos de los que duermen al descampo en esta ciudad.

Asombrada, la mujer repetía el agradecimiento de poder comer tras dos días sin probar bocado y con ropas reclamando aseo. Por su puesto que compartió el bocado particularmente con con otras de las mujeres sentadas en los bancos cerca de ella.

Y es que el problema del sinhogarismo cobra ya dimensiones de alarma mundial y lamentablemente en muchos países los casos se repiten sin solución e incrementos que semejan una viral epidemia sin cura ni placebo visible a tan dolorosa condición.

Desde puntos aislados se emiten notas periodísticas que exponen y contrastan problemas sociales y económicos comunes presentes en países y ciudades en América y Europa. Estas notas motivan a voces por su urgente atención.

En los Estados Unidos, uno de los países con una de las economías más fuertes en el mundo contemporáneo, el diario USA TODAY dijo que muchos ciudadanos permanecieron al descampo en 2024 en comparación con las cifras del 2023 en citas a funcionarios del gobierno.

Las cifras ahora escalan a 771,800 los que viven al descampo o un incremento en 18 por ciento en comparación con el 2023 cuando se contabilizaron 650.000 sin hogares, según la nota.

Pero en San Juan, organizaciones revelaron que en 2024 el problema afecta a más de dos mil personas durmiendo en las calles. Una de ellas, un caballero de 92 años. Pero el número podría ser más grande y se extiende a más pueblos de los 78 en la isla.

Localmente se estimó a la pobreza y los huracanes como razones principales para el lanzamiento al descampado.

En otras ciudades como vi en Santiago de Chile, los medios informan el crecimiento de indigentes en 21,126.

Otras ONG estiman el número en 40,000. En reciente visita notable fue para mi ver la inundación de indigentes en un sector capitolino en ruta al histórico Palacio de la Moneda, centro de gobierno.

El cuadro en Santiago es el mismo que vemos en San Juan de Puerto Rico. Igual al que colegas puertorriqueños nos describen en las inmediaciones de Hollywood, California, Portland, Maine. O el que para asombro de turistas se observa en el sector Turístico de Callao y La Gran Vía en Madrid. Igual en México DF, Atlanta, Georgia, por mencionar algunos de los vistos y otros que se nos informan.

Particularmente en Santiago de Chile, cartones, frazadas, casas de campaña en ambientes frágiles y poco salubres se destacan. Igualmente gente durmiendo en bancos en parques públicos o frecuentando entradas en edificio en pesca de monedas para lograr algo que comer. Algo similar a un parque público en la Fernández Juncos, en Miramar.

Localmente, organizaciones privadas se encargan de llevar alimentos calientes a estos indigentes.

En California y en Atlanta son frecuentes las mismas imágenes excepto que autoridades locales han colocado piedras debajo de puentes. Ello en intento de controlar el descampado con mensaje de que nadie puede dormir sobre piedras. Pero ya muchos han movido sus casetas un poco alejado de las piedras y algunos desafío al invierno con abrigos y frazadas.

En el estado de Maine el gobierno local construyó unas modernas facilidades, para albergar muchas familias o personas. Pero me aseguran amigos y familiares de Boston que se niegan a mudarse a ellas en desacuerdo a la prohibición al alcohol y las drogas en estas nuevas facilidades.

Igual de absurdo es atender la crisis de plagas de ratones en las zonas de campaña debido a la negativa de los descampados a la matanza de animales.

Variopinta las razones para el sinhogarismo y los gobiernos o no hacen poco o se rascan la cabeza procurando solución cuya problemática encara varias razones entre ellas la injusticia social, por mención de una.

Localmente la solución sería más simple debido a la disponibilidad de los fondos federales para combatir el hambre, la injusticia social y la vivienda. Aun así persiste el problema y la injusticia social.

En Puerto Rico vemos a gobiernos con poco éxito en su gestión para atender el problema que se contrasta o refleja en países hermanos. En todos ellos ya se lanzan voces de alarma en procura de una solución global. Sin atención a ello podría convertirse en alarma mundial.

Localmente organizaciones de voluntarios se encargan de echar una mano a estos desposeídos. Muchos de esos casos mueren como “John Dow” en la calle a causa del descuido, la drogadicción, enfermedades o el hambre.

La solución al alarmante problema es asignatura de solución urgente para los gobiernos.

 

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