- Kamala y Trump chocan sobre el debate; el candidato republicano quiere que en vez del 10 de septiembre, en la cadena ABC News, sea bajo reglas diferentes y en Fox News el día cuatro
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Washington
Washington, EEUU.- En apenas dos semanas, Kamala Harris pasó a ser de Vicepresidenta de los Estados Unidos a la candidata presidencial demócrata, para enfrentar al expresidente republicano, Donald Trump, en las elecciones nacionales de Estados Unidos del 5 de noviembre próximo.
El impacto de la renuncia a la candidatura del presidente Joe Biden como aspirante a la reelección, emitida en una carta el domingo 21 de julio pasado, catapultó a su segunda, Kamala Harris, al endosarla como su propuesta para sustituirle para el proceso eleccionario. Y si bien en principio se generó mucho excepticismo, principalmente entre la cúpula demócrata, con lo que entonces era una eventual candidatura de Kamala, la Vicepresidenta se lanzó al ruedo y en horas conquistó el entusiasmo de los partidarios del partido de gobierno, esperanzas en los que no comulgan con Trump y muchas expectativas en los que siguen de cerca la correlación de fuerzas de las elecciones.
Kamala había sido señalada como una dirigente política insípida durante su paso por la Vicepresidencia de los Estados Unidos y no se le proyectaban oportunidades, al extremo de que cuando comenzó a bailotearse la posibilidad de que Biden renunciara a la candidatura, tras el desastre del debate del 21 de junio frente a Trump, el nombre de Harris apenas ganaba un 7% en las encuestas, por debajo de Michel Obama -que no se estaba proponiendo oficialmente- y muy detrás de los gobernadores de California y de Michigan.
Pero cuando Kamala salió con un inesperado, desconocido y emotivo discurso de unidad de los demócratas, en favor de las minorías, las mujeres y de defensa de los derechos de los ciudadanos, conquistó y una demostración de ello fue la avalancha de donaciones que recibió en apenas 72 horas, cuando sumó unos 81 millones de dólares y dos semanas después había subido a unos 310 millones, una cifra que hace record en las campañas de Estados Unidos. Esto, altamente relacionado con el apoyo inmediato del clan de los Clinton y seguido días después por los Obama colocó a Kamala en primera fila para enfrentar a Tump.
De ahí que a apenas 100 días para las elecciones, la campaña de Trump ha tomado en serio la amenaza para la candidatura del expresidente y han desatado una ácida campaña contra Kamala, en su acostumbrada línea de insultos, acusaciones y denostaciones de la figura de la Vicepresidenta, que incluyen alusiones racistas, sexistas y personales del propio Trump.
En ese escenario, entonces, los votos de los delegados de las convenciones estatales han sido claros, muy por encima de los necesarios para oficializar la candidatura de Kamala -que deberá producirse a partir del 19 de agosto cuando se inicia la convención demócrata en Chicago- y las encuestas la han colocado al lado y en muchos casos ya por encima de Trump, quien le llevaba entre 7 y 9 puntos porcentuales a Biden al momento de su decisión de apartarse de la candidatura por la reelección.
Un análisis sobre Kamala
El prestioso diario español El País, de España, publicó este domingo 4 de agosto, un análisis bajo la firma de su periodista Macarena Vidal Liy en que pone en contexto todo el empuje que ha recibido Kamala Harris. Reproducimos este análisis que describe claramente el ambiente electoral en el entorno de Harris.
“Las tornas están cambiando. Hace apenas tres meses, el candidato presidencial republicano, Donald Trump, aprobó a las primeras de cambio, sin apenas negociación, celebrar dos debates con su entonces rival electoral, Joe Biden. El primero, el 21 de junio, fue desastroso para el presidente y acabó precipitando su renuncia a la reelección, mientras Trump despegaba en las encuestas. Ahora la nueva candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, se encuentra en racha y ha recortado distancias en esos mismos sondeos. Un efecto que parece haber puesto al magnate inmobiliario a la defensiva: este fin de semana ha descartado participar en el segundo de los debates pactados y ha vuelto a recurrir a los insultos personales para atacar a su contrincante.
Harris, que está a punto de anunciar quién será su número dos en la candidatura demócrata, vive un momento dulce. La atención mediática sigue centrada en ella; un sondeo publicado este domingo por la cadena de televisión CBS la coloca por delante de su rival, con un 50% de la intención de voto frente al 49% del republicano. La media de encuestas nacionales indica un empate técnico entre ambos, después de que Trump llegara a disfrutar de una ventaja de seis puntos porcentuales ante Biden. También este domingo, la demócrata lanzaba una campaña protagonizada por políticos republicanos que le han dado su apoyo, en una bofetada hacia su rival.
Y Trump ha dejado de lado el guion electoral que había seguido en sus semanas de ventaja, con el que buscaba presentarse como un estadista moderado. El sábado, en un mitin en Atlanta ―en el mismo pabellón que Harris había abarrotado cuatro días antes―, el expresidente arremetía contra su contrincante política con todo tipo de insultos sobre su inteligencia. “Una individua de bajo nivel intelectual”, la describía.
Un día antes, Trump había declarado “finiquitado” el debate previsto para el 10 de septiembre en la cadena de televisión ABC y propuso otro el 4 de ese mes en su cadena favorita, Fox News. La campaña de Harris ha acusado a Trump de acobardarse y tratar de quitarse de encima la perspectiva de un duelo dialéctico con una rival que, como antigua fiscal general del Estado de California, es experta en presentar sus argumentos ante un público para convencerlo. Ambas partes hacen gala de mantenerse en sus trece y no ceder, acusándose mutuamente de temer demasiado a su contrario.
El expresidente alega que cuando dio el visto bueno había aceptado un debate con Biden, no con Harris. También alega que mantiene un litigio por difamación con la cadena escogida, que considera alineada con los demócratas, aunque ya había presentado esa demanda cuando dio el “sí” original a su participación, en mayo.
El debate que propone ahora en Fox seguiría unas normas similares a las acordadas para el del 21 de junio con Biden. Esas reglas limitaban la duración de las respuestas y prohibían que un candidato interrumpiera al otro, entre otras cosas. Pero Trump propone algunas modificaciones: esta vez, a diferencia de entonces, el careo tendría lugar con público. En vez de Georgia, se celebraría en Pensilvania, el Estado que ambas campañas consideran clave para la victoria electoral. El acto estaría moderado por los presentadores de Fox Brett Baier y Martha MacCallum.
La vicepresidenta aseguraba el sábado, en un mensaje en la red social X, la antigua Twitter, que planea participar en el debate acordado originalmente. “Es interesante cómo ‘cualquier momento, cualquier lugar’ se convierte en ‘un momento específico, un refugio específico’. Estaré allí el día 10, como él aceptó. Espero verle allí”.
“Donald Trump está espantado e intenta rehuir el debate que ya había aceptado. En su lugar, corre hacia Fox para que venga en su ayuda”, indicaba el director de comunicaciones de la campaña, Michael Tyler, en un comunicado. “Tiene que dejarse de juegos y presentarse el 10 de septiembre en el debate que aceptó”.
Trump, a su vez, reiteraba que solo participará en el que él ha propuesto y verá a Harris el 4 de septiembre en Pensilvania: “O no la veré en absoluto”. Según insistía en su red social, con un argumento idéntico al de los demócratas, si Harris no acepta sus términos, querrá decir que “tiene miedo de participar”.
El cambio en la lista demócrata parece haber encontrado a Trump a contrapié. Si el expresidente parecía haber encontrado la fórmula adecuada para batir a su sucesor, no parece tan cómodo enfrentado a Harris, la primera mujer negra candidata presidencial en Estados Unidos. Ha calificado el relevo de “golpe” dentro del Partido Demócrata. Contra ella ha recurrido a los insultos personales y los apodos denigrantes ―una táctica que ya ha empleado en el pasado―, más que a criticar sus políticas o su gestión en el pasado. A comienzos de esta semana, en un panel en la convención anual de la Asociación de Periodistas Negros en Chicago, insinuaba que la vicepresidenta, de padre jamaicano y madre india, se había “vuelto negra” por conveniencia política.
Ese mismo día, en un mitin en Atlanta, Harris le desafiaba en público a enfrentarse en el debate. “Como se suele decir, si tienes algo que comentar, dímelo a la cara”, le retaba”.
- Unidad de Inteligencia, Investigación y Estrategias Mediáticas (UNIEM)