Redacción HoraxHora
Durante las fiestas navideñas se cometen muchos excesos, pero también se comparten momentos gratos con la familia y amigos íntimos que crean un bienestar generalizado. Al mismo tiempo, son fechas en las que las indigestiones están presentes y en las que también se coge algún kilo que otro.
Tras esas fiestas son muchas las personas que deciden iniciar el año ocupándose de su salud y para ello se plantean nuevos retos. El más popular suele ser hacer una dieta con la que depurarse y volver a los buenos hábitos alimenticios o un poquito más de ejercicio para que el organismo recupere su bienestar.
Para afrontarlo con los mejores hábitos posibles, y volver al peso que teníamos antes de la cena de Nochebuena, podemos seguir algunos consejos, tales como:
- Volver a retomar la actividad física. Lo ideal es no haberla perdido durante las navidades.
- Intentar llevar a cabo 5 comidas al día, evitando los periodos de ayunos, que no son beneficiosos.
- Incorporar frutas y verduras en la dieta. Disponemos de una gran variedad de hortalizas locales, incorporémoslas en nuestra dieta.
- No realizar dietas milagros, NO existen.
- Cocinar con vapor, horno o plancha mejor que frito
Una alimentación saludable no deja de ser una herramienta protectora para nuestra salud. La alimentación equilibrada y saludable, nos va a ayudar a protegernos de la malnutrición y de las enfermedades más habituales hoy día, causante de los mayores índices de morbimortalidad: hipertensión y sobrepeso que con dietas ricas en azúcares y grasas con un comportamiento sedentario son responsables de las enfermedades cardiovasculares.
Según la OMS, los hábitos saludables deben comenzar en los primeros años de vida, y se deben incluir poco a poco en ella, aunque nunca es tarde para incorporar en nuestra vida hábitos saludables y, sobre todo, que perduren en ella.
Debemos adecuar la ingesta calórica a nuestro gasto calórico, y del mismo modo debemos abandonar el uso y abuso de la sal, no superando los 5 gramos al día, y mantener un uso moderado de azúcares, evitando los refinados y los azúcares libres, aquellos que se añaden a los alimentos o que encontramos en zumos o jarabes, es decir los de rápida absorción.