Redacción HoraxHora
El reciente nombramiento de la sopa de calabaza haitiana (sopa ‘joumou’) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad vino a engrosar una variada lista de alimentos que la Unesco ha exaltado debido a las tradiciones y la historia en torno a ellos.
Desde la dieta mediterránea hasta la gastronomía mexicana, pasando por el café árabe y el arte de los “pizzaioli” napolitanos, muestras del arte culinario de distintas parte del mundo han adquirido la categoría de patrimonio de la humanidad.
En el caso de la emblemática sopa que se sirve en Haití cada 1 de enero, esta encierra una fuerte simbología: los esclavos tenían prohibido consumir la auyama y tras declarar su independencia, los haitianos comenzaron a preparar esta sopa como símbolo de su libertad.
Te presentamos una selección de cinco platos que también han entrado en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Dolma (Azerbaiyán)
La preparación de la “dolma” exige dominar una serie de prácticas y conocimientos tradicionales para poder confeccionar este manjar. La “dolma” es un picadillo a base de carne, cebolla, arroz, guisantes y especias que sirve para confeccionar bocaditos con una envoltura de hoja vegetal –fresca o hervida– y para rellenar frutas o verduras. Su nombre es una abreviación del vocablo túrquico “doldurma”, que quiere decir “relleno”. La “dolma” se prepara y se disfruta en ocasiones especiales y reuniones sociales, y es todo un símbolo de sentimientos de solidaridad, respeto y hospitalidad.
‘Ceebu Jën’ (Senegal)
La preparación culinaria llamada “Ceebu Jën” tiene sus orígenes en un guiso preparado y consumido por las comunidades de pescadores de la isla de San Luis, en Senegal. Aunque las recetas para cocinar este plato varían de una región a otra del país, sus ingredientes básicos suelen ser los siguientes: arroz partido, rodajas de pescado fresco, pescados secos, moluscos y hortalizas de temporada u otros vegetales, como tomates, zanahorias, berenjenas, coles, batatas, yucas, quingombós, cebollas, ajos, chiles y hojas de perejil y laurel. En la mayoría de las familias este plato se come con los dedos. Su consumo está vinculado, además, a la observancia de una serie de prácticas culturales específicas. Por ejemplo, está vetado sentarse cruzando una pierna sobre otra, los cuencos se deben mantener con la mano izquierda y hay que impedir que los granos de arroz se caigan cuando se come.
Tereré (Paraguay)
El tereré se prepara tradicionalmente en una jarra o un termo, mezclando agua fría con el pohã ñana, una hierba medicinal previamente machacada en un mortero. Se sirve en un recipiente en el que se ha puesto mate y se absorbe con una bombilla de caña o metálica. La preparación del tereré se efectúa con arreglo a un ritual íntimo regido por una serie de códigos preestablecidos. La transmisión de las prácticas tradicionales vinculadas al tereré se viene efectuando en el seno de las familias paraguayas desde el siglo XVI por lo menos.
Kimchi (Corea del Sur)
El kimchi es una preparación culinaria confeccionada a base de diferentes verduras y hortalizas, o plantas silvestres, que se sazonan con especias, frutas, carne, pescado o mariscos fermentados antes de que sufran una fermentación láctica. La preparación tradicional del kimchi tiene centenares de variantes. Se sirve como plato de acompañamiento en las comidas ordinarias y también con motivo de la celebración de diversos acontecimientos: bodas, días festivos, cumpleaños, ceremonias conmemorativas y banquetes oficiales. Aunque las recetas e ingredientes de este plato varían en función de las diferentes condiciones climáticas y de los diversos gustos y usos de las familias, su preparación es una costumbre extendida por todo el país.
Pan de especias (Croacia)
La tradición de la elaboración del pan de especias surgió en algunos monasterios europeos en la época medieval y se extendió a Croacia, donde se convirtió en una actividad artesanal. Los artesanos que elaboraban este pan, asentados en el norte del país, se dedicaban también a la fabricación de velas y miel. El procedimiento de elaboración del pan de especias exige habilidad y celeridad a la vez. La receta utilizada por todos los artesanos es la misma: hacen una masa con harina, agua, azúcar y bicarbonato sódico y le añaden las especias indispensables. La masa se coloca en moldes, se cuece, se seca y se pinta con colorantes alimentarios. Cada artesano ornamenta el pan a su guisa, con imágenes, espejitos, versos y mensajes. Lo más corriente es que se le dé la forma de un corazón y que se prepare para las bodas, ornamentado con los nombres de los recién casados y la fecha del casamiento.
Fuente: Unesco