Redacción HoraxHora
Cientos de personas se despidieron ayer jueves del cantante Rubby Pérez, conocido como ‘La voz más alta del merengue’, quien murió junto a otras 220 personas cuando cantaba la madrugada del martes en una popular discoteca de Santo Domingo.
Personas de todas las edades, artistas, políticos, periodistas, en su mayoría vestidas de negro, desafiaron las elevadas temperaturas y desfilaron por el Teatro Nacional de Santo Domingo, donde fue expuesto su ataúd, adornado con su característico sombrero y sus gafas de sol, y ocasionalmente con la bandera de Venezuela, país al que él se refería como su segunda patria.
Rubby Pérez, quien se dio a conocer con temas como ‘El africano’, con la orquesta de su mentor, Wilfrido Vargas, fue «una gloria de arte nacional», dijo a la prensa el ministro dominicano de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, tras encabezar junto al presidente del país, Luis Abinader, la guardia de honor en el funeral abierto al público, que sigue a otro privado realizado el miércoles en una funeraria de la capital.
Su muerte «ha entristecido a toda la sociedad dominicana», añadió el ministro, mientras que su antecesora en el cargo, Milagros Germán, dijo que el legado del merenguero «va a trascender por siempre».
Al velatorio, en el que las lagrimas se mezclaron con temas musicales de corte religioso y en el que cantaron dos de sus hijas, también asistió el cantautor Juan Luis Guerra quien, en un video posterior, describió al artista como «un gran amigo y compañero, un artista admirable, la voz más hermosa del merengue».
En la larga fila para ingresar al Teatro Nacional, EFE habló con un hombre que se identificó como Roberto Neris, quien describió al popular merenguero como «un gran ser humano, al margen de un gran artista, un artista internacional».
Mientras que Ana María Henríquez dijo, también a EFE, que el cantante fue «uno de los ídolos más grandes» de la música local.