Inspirado en un artículo del economista e historiador Niall Ferguson, este artículo advierte que cuando el pago de intereses supera el gasto estratégico, comienza el declive. Ya ocurre en Estados Unidos, pero también en República Dominicana, donde el “elefante fiscal” está aplastando la inversión pública.
El pasado mes de febrero el reconocido historiador económico Niall Ferguson publicó un trabajo muy interesante sobre el servicio de la deuda pública y su relación con los gastos militares. Ferguson argumenta que la evidencia histórica indica que las grandes potencias empiezan a perder su hegemonía cuando el pago de intereses de su deuda pública supera su gasto militar. Para ello analiza numerosos casos históricos en los últimos 500 años.
En palabras de Ferguson:
“¿Existen determinantes financieros del declive y la caída de las grandes potencias? En el artículo propone la “Ley de Ferguson”, que establece que cualquier gran potencia que gaste más en el servicio de la deuda que en defensa corre el riesgo de dejar de serlo. También se identifica el “límite de Ferguson”, o el punto en el que los pagos de intereses superan el gasto en defensa, como el punto de inflexión tras el cual las fuerzas centrípetas de la carga de la deuda agregada tienden a debilitar el control geopolítico de una gran potencia. Esto se debe a que la carga de la deuda atrae recursos escasos hacia sí misma, reduciendo la cantidad disponible para la seguridad nacional y dejando a la potencia cada vez más vulnerable a los desafíos militares…El artículo es oportuno, ya que Estados Unidos comenzó a violar la Ley de Ferguson por primera vez en casi un siglo en 2024.”
En los Estados Unidos ya no solo los pagos de intereses superan el gasto público en defensa, sino que esta relación se deteriorará en las próximas décadas de seguir la tendencia que se observa en la actualidad. El gráfico siguiente es ilustrativo.
Se ve claramente que en el 2024 los pagos de intereses superaron a los gastos en defensa y que de seguir la tendencia actual en unos quince años los primeros duplicarán a los segundos. En otras palabras, literalmente los intereses se están “comiendo” el espacio fiscal de Estados Unidos y se cumple lo adelantado por Ferguson en su artículo de que “las fuerzas centrípetas de la carga de la deuda agregada tienden a debilitar el control geopolítico de una gran potencia” (debido a que la carga de intereses es cada vez mayor).
Evidentemente que este es un escenario pasivo en caso de que el Gobierno norteamericano no haga nada. Pero siempre tiene la opción de hacer algo: aumentar sus recaudaciones, bajar el gasto en otras partidas y mayor eficiencia fiscal. En fin, los sospechosos de siempre
Hasta aquí todo bien. Un buen trabajo académico. Pero los lectores se preguntarán si voy a ir a algún lado con esto. Y la verdad que sí. Solo hay que mirar la siguiente gráfica de las finanzas públicas dominicanas:
¿Verdad que se parece a la gráfica de Ferguson?
Obvio que no somos una potencia geopolítica, pero sí un país en vía de desarrollo que necesita inversión pública y mucha. Así es que en lugar de gasto militar puse en la gráfica el gasto en inversión pública.
Y vemos que desde 2019 el gasto de intereses superó al de inversión y que ya para este año, el gasto en intereses casi duplica el gasto de capital del Gobierno. Esto es utilizando las proyecciones del servicio de la deuda del Marco de Mediano Plazo del Gasto Público, contenidas en el Presupuesto 2025, las cuales son hasta cierto punto conservadoras.

De este año en adelante, el Gobierno proyecta una inversión pública de 2.2% del PIB, cifra que corresponde a mínimos históricos. Mientras que el pago de intereses, como bien se observa en la gráfica, va como el elefante: crece despacito pero es aplastante.
En caso de ocurrir alguna desviación presupuestaria o choque externo que requiera aumentar un poco más el déficit y la deuda, fácilmente el pago de intereses superaría el famoso 4% del PIB a la educación y más que duplicaría el gasto en infraestructura pública. No estamos lejos de ese escenario.
En el caso dominicano, las fuerzas centrípetas de la carga de la deuda agregada están debilitando las finanzas públicas y dejando sin espacio fiscal al Gobierno para atender gastos prioritarios.
Para el año 2024 esto ya fue una realidad: el gasto en intereses fue 1.4 veces superior al gasto de capital (3.4% del PIB vs. 2.5%). En el Presupuesto del 2025 esta relación se deteriora hasta alcanzar 1.7 veces (Gasto de intereses de 3.7% del PIB vs. Gasto de Capital de 2.2%). Del 2026 en adelante son estimaciones de seguir la tendencia.
Si no actuamos, el elefante fiscal no solo seguirá creciendo: terminará por aplastar nuestras escuelas, hospitales, carreteras y oportunidades. No hace falta ser una potencia para venirse abajo. Basta con dejar que los intereses de la deuda manden más que el interés nacional.