Como una de las medidas adoptadas por el gobierno cubano después de las manifestaciones en su contra, realizadas el domingo en varios puntos de la isla, fue desactivar la Internet por lo que, al considerarse que las actividades de comienzo de esta semana han sido “las mayores protestas de su historia reciente”, las interrogantes justamente se dirigen a ¿qué a pasado los días después?.
De entrada, los reportes filtrados desde Cuba, apuntan a que durante este lunes, resultó prácticamente imposible saber qué estaba con los detenidos, en su gran mayoría jóvenes, mientras se dijo habían nuevas protestas en las calles de La Habana y otros puntos del país.
¿Realmente continuaron las protestas? ¿procuraron las autoridades conversar y disuadir a los promotores de las protestas? ¿se mantendrán bloqueadas las redes sociales?
Al respecto, BBC Mundo informó haber entrevistados a ciudadanos localizados en tres provincias, los que evidentemente respondieron su parecer de lo acontecido con palabras evasivas, aseguraron no tener idea “de lo estaba sucediendo a dos cuadras de sus casas”.
Posiblemente sus respuestas fueron provocadas por la presencia masiva de agentes policiales y de seguridad “en cada esquina y de manera permanente”, de a pie y en automóviles rotulados unos y otros no.
‘Desconectados’
Una de las consultadas fue identificada sólo como Mairelis, la que comentó desde Centro Habana, en la capital, su preocupación por la falta de información, por no tener Internet. “Hoy no me he podido conectar».
El sitio de monitoreo de internet NetBlocks reportó horas más tarde, que la Internet había sido restringida en la isla, principalmente para plataformas como WhatsApp, Facebook, Instagram y Telegram “desde los servidores del proveedor estatal” (único), perteneciente a la compañía Etecsa.
«Es probable que las restricciones específicas limiten el flujo de información desde Cuba luego de que miles de personas se manifestaran contra el gobierno socialista», indicó a BBC Mundo, un análisis de NetBlocks.
Cadena nacional
La información servida señala que para muchos cubanos, la única mención sobre lo que había pasado el día anterior (el domingo) fue la oficial, recibida a través de la televisión y radio estatales.
Todos los canales y emisoras de la isla se enlazaron en «cadena nacional» desde la mañana y hasta el mediodía para presentar un programa especial en el que habló, otra vez, el presidente Miguel Díaz-Canel.
El mandatario, que había llamado a sus seguidores el domingo a salir a la calle para hacer frente a los manifestantes, usó el espacio para calificar de «mercenarios» y «delincuentes» a los que habían participado en las protestas en su contra.
Gran represión
Según numerosos testimonios y videos en redes sociales, las protestas fueron duramente reprimidas a golpes, con gas pimienta y hasta disparos en ocasiones, mientras decenas de personas fueron arrestadas.
“De hecho”, agrega el reportaje, “el desconcierto sobre lo que sucede ha sido mayor para decenas de familiares de los que participaron en las marchas que, un día después, no saben nada de sus seres queridos”.
Resalta el hecho de que desde la mañana del lunes, estaciones de policía de la capital y varias provincias se llenaron de personas que buscaban noticias de los suyos.
«He ido dos veces a la estación y no me dicen dónde está mi hijo. Estoy desesperado», le declaró Ariel González, padre de un estudiante de medicina de 21 años que fue arrestado durante la protesta.
Cubalex
Según un recuento del sitio independiente de asistencia legal Cubalex, alrededor de un centenar de cubanos fueron arrestados el domingo, entre ellos líderes opositores y reconocidos artistas (incluido el líder del contestatario Movimiento San Isidro).
«Nos llegan nombres a cada rato. A algunos los han liberado, pero debe aumentar el número», le dice a BBC Mundo Laritza Diversent, directora de Cubalex.
Varios medios independientes de Cuba han reportado que las detenciones continúan en algunos lugares, pese a la aparente calma que se ha reportado el lunes, como fue el caso de Carlos Alberto, un joven que dijo haber estado en la protesta realizada en La Habana.
El imperialismo
En sus mensajes tras las protestas y en publicaciones de medios oficiales el gobierno de Cuba ha tratado de presentar las protestas como resultados de una campaña diseñada desde Estados Unidos.
Según dijo el presidente Díaz-Canel, Washington lleva a cabo «una política de asfixia económica» con el fin de «provocar estallidos sociales, incomprensiones e insatisfacciones» en la isla.
«Alientan a que se vaya de una manera desordenada a expresar y plantear lo que podemos hacer por los canales de comunicación que tenemos», dijo.
En la tarde del lunes, medios oficiales comenzaron a publicar reportes en los que dicen que una reciente campaña en redes sociales para denunciar el colapso del sistema de salud por el coronavirus «fue lanzada desde el exterior».
La visión de un periodista
En la sección AM del matutino Diario Libre, el subdirector, Benjamín Morales, trata el tema cubano, en el que plantea lo siguiente:
¿Qué pasa en Cuba? Como conocedor de primera mano de la realidad cubana, me han solicitado que opine sobre el estallido de protestas ocurrido el pasado domingo, las mayores desde el llamado Maleconazo registrado en 1994.
La respuesta a la pregunta no es sencilla, es, de hecho, sumamente compleja, porque en Cuba nada es lo que parece desde fuera.
Lo primero es que se debe entender es que esta no es una manifestación únicamente de corte político, es más bien un levantamiento con un gran ingrediente económico, dado por las carencias que han provocado el recrudecimiento de las medidas del bloqueo económico por parte de Estados Unidos.
Agrega que a eso se une la pandemia del COVID-19 y un alto componente de ineficiencia estatal, matizado por altos niveles de corrupción en el aparato gubernamental.
Esa combinación de factores ha creado una tormenta perfecta, en la cual la escasez, el colapso sanitario, las complicaciones para acceder a moneda extranjera y errores en las decisiones tomadas por el gobierno han provocado un hastío generalizado.
Como segundo aspecto está la realidad de que este no es el fin de la Revolución.
Quien asevere eso no conoce cómo funcionan las cosas en Cuba. Digamos que más bien es el inicio de algo distinto, pues es cierto que un levantamiento popular de este porte nunca había pasado en la isla desde que se consolidó el proceso revolucionario.
Ni siquiera ocurrió en pleno período especial en el llamado Maleconazo, cuando sectores populares cansados de los apagones se alzaron en Centro Habana, revuelta que mitigó Fidel Castro Ruz con sólo aparecer en persona por allí.
El gobierno cubano tomará medidas de contención (como apagar internet y lanzar la policía a la calle), activará su propaganda y develará algunas medidas de libertad económica a corto plazo, de modo que los ánimos se calmen, por un momento.
Y como punto final está la realidad de que Cuba no cuenta con una cultura de protesta opositora activa. No hay una dirigencia o un líder que convoque, que mueva y unifique las masas.
Lo del domingo fue espontáneo, muy serio y tomó por sorpresa al gobierno, pero hay una alta posibilidad de que quede ahí, porque así son las cosas en “Cubita La Bella”.