Santo Domingo, República Dominicana, miércoles 24 de abril, 2024

Los entretelones del asesinato de Moise y el futuro de un Haití acorralado

Juan Acosta

Especial para HoraxHora

Haití vuelve hoy a ser centro de la atención mundial, esta vez por el magnicidio de Jovenal Moise, que abre muchas interrogantes políticas, sociales y económicas del presente y futuro del país más pobre de América.

La historia política de Haití ha transitado desde siempre, acompañada de la violencia, lo que le ha obstaculizado su desarrollo como país y, por lo tanto, el estancamiento económico y social.

Esa consideración queda confirmada con el magnicidio que acaba de perpetrarse contra su presidente constitucional Jovenel Moïse, este siete de julio, mismo mes en el que hace 106 años también ese país fue escenario de otro hecho similar.

Se trató del general Jean Vilbrun Guillaume Sam, quien había desatado una cruel persecución y fusilamiento contra decenas contra sus contrarios políticos, acciones que terminaron el 27 de julio de 1915.

Guillaume Sam, fue ultimado por una turba enfurecida, luego del gobernante refugiarse en la embajada francesa, en el contexto de una revuelta popular, cuyos participantes se presentaron a la legación.

Tras capturarlo, el militar fue golpeado hasta la muerte y su cuerpo entregado a la multitud, la que lo arrastró por las calles hasta la desintegración del cadáver.

Aunque en el caso de Moïse su muerte fue producida por 12 disparos que le alcanzaron básicamente en la cabeza, el tórax y abdomen, uno de los cuales le penetro por el ojo izquierdo, según reveló el informe forense realizado.

La interpretación de caso Moise

Con el propósito de entender lo ocurrido ahora en Haití, el portal de BBC Mundo entrevistó al académico haitiano Robert Fatton, un estudioso de los acontecimientos ocurridos en su país durante las últimas décadas.

Refirió que esta tragedia ha sido “el más inquietante de los hechos trágicos que han tenido lugar “en una nación marcada por la pobreza, las dictaduras y las conjuras políticas, los desastres naturales y las plagas”.

Fatton, quien es profesor de Gobierno y Relaciones Internacionales en la Universidad de Virginia, EE.UU., agregó que “para un país inestable como Haití, un magnicidio de este tipo es un hecho insólito y preocupante».

Aunque las autoridades policiales aseguran haber identificado a por lo menos 28 participantes en el magno asesinato, cuatro de los cuales fueron ultimados en un “intercambio de disparos”, 18 detenido y los restantes en fuga.

Los implicados, según las autoridades, tienen nacionalidad colombiana, haitianos-estadounidenses y haitianos residentes en esa nación.

Pero el hecho aún no está esclarecido, por faltar decenas de respuestas por ofrecer, porque el presidente Moïse, fue asesinado a tiros en su residencia particular, donde se encontraba con su esposa, que también fue herida de gravedad y dos de sus hijos que salieron ilesos.

Las interrogantes

Dos de las grandes interrogantes detrás del asesinato son el quién y el por qué. Lógicamente, tocará a los investigadores descubrirlo. Pero ¿hay algunas claves en la política actual de Haití y en estos contextos que explicaba antes que puedan dar algunas señales de qué puede haber detrás?

¿Pueden delincuentes comunes llevar a cabo un hecho de esa magnitud, sin tener ganancias de causa? ¿Los sectores políticos también obtendrían beneficios, cuando su principal demanda es la realización de comicios libres y justas?

¿Quiénes, entonces, se benefician, con sólo desaparecer al presidente, quien había despedido a Claude Joseph, del cargo de Primer Ministro?

El premier

Justo horas después del magnicidio, mediante un comunicado, el Joseph aseguró que un grupo de hombres armados, al parecer «hablando inglés y español» logró evadir la seguridad presidencial y colarse hasta donde dormía el mandatario y su consorte.

«Cuando se analiza desde un punto de vista político, no es fácil pensar quién lo hizo o por qué. Ciertamente no sabemos quién se puede beneficiar de algo así. Es realmente uno de los hechos más intrigantes que han tenido lugar en la historia de Haití», insiste Fatton.

Este intelectual es el autor de los libros “Haiti’s Predatory Republic: The Unending Transition to Democracy” («La República depredadora de Haití: la interminable transición a la democracia», 2002).

Cree de igual manera que un hecho de este tipo -y la forma en la que se resuelva- puede tener consecuencias no solo para Haití, al que pone “a la puerta del caos y, como ha pasado en otras ocasiones, esa inestabilidad política y social puede tener implicaciones para toda la región».

Afirma que otras situaciones padecidas por el paupérrimo país, como golpes de Estado o desastres naturales, ocurrido a lo largo de los años “no solo han llevado a consecuencias como oleadas de migrantes, sino también a que muchos gobiernos o la propia ONU tengan que dar una respuesta».

¿Qué pasará?

Aunque Fatton cree que es muy pronto para saber qué puede pasar ahora, considera que los escenarios son complicados para una nación que, incluso antes del coronavirus, ya vivía una creciente inestabilidad social, política y económica.

Pero un hecho como este, en el que al parecer un escuadrón de mercenarios logra violar la seguridad presidencial, colarse en la habitación del presidente y asesinarlo, es algo que no tiene precedentes.

Precisa que en Haití se han padecido dictaduras, golpes de Estado, presidentes depuestos… “pero incluso en esos casos, entre lo peor que les ha pasado a los presidentes es que han sido enviados al extranjero. Esto es algo totalmente nuevo en la política haitiana”.

De negociante a presidente

Conforme al currículo del ultimado presidente, éste era un hombre de negocios, inducido a entrar a la arena política por el entonces mandatario Michel Martelly, el que indudablemente le ayudó a llegar a la presidencia, con apenas 47 años cuando asumió el poder en 2017.

Sin embargo, desde su elección se convirtió en un gobernante controvertido, cuando por el escaso porcentaje de respaldo, de cerca del 15% del total de personas con derecho al voto, debió caminar la senda de la concertación.

A eso siguieron acusaciones de corrupción y, dos años atrás, hubo protestas masivas contra su gobierno por ese motivo, resaltándose la participación de estudiantes, abogados y sindicatos, los que salieron a las calles para pedir su renuncia, siendo reprimidas de forma violenta por la policía.

La oposición

La oposición consideraba a Moïse como un presidente ilegítimo, porque prolongó su término en febrero pasado por un año más, lo que a su juicio era inconstitucional y que debía renunciar.

Sus opuestos también le criticaron las posposiciones de fechas para realizar las elecciones, no llegando a ponerse de acuerdo, incluyendo el referendo constitucional.

El mandatario, como para desconcertar a sus opositores, propuso la redacción de una nueva constitución, lo que fue rechazado por organizaciones de la sociedad civil, al considerar que la forma en la que estaba tratando de hacerlo no era correcta.

Mientras, desde hacía más de un año, estaba gobernando por decreto, debido a que la Asamblea Nacional no estaba funcionando por habérsele vencido su plazo de vigencia.

Es en este panorama político que se produce su asesinato por lo que no se descarta que ese sea uno de los motivos, en procura de que la situación deteriorada abruptamente.

Lo social

La situación social es otra razón que se ha tomado en cuenta, dado del deterioro de ese renglón a raíz de la pandemia de coronavirus, la que ha provocado una situación cada vez más compleja.

Si bien los números de muertos y contagios que reportan las autoridades sanitarias lucen poco confiables, por el irrespeto a las normas para evitar la contaminación, además de la ausencia protección con vacunas anti Covid-19.

Otro mal social que se ha recrudecido es el surgimiento de los secuestros indiscriminados, así como las pandillas que se afirma controlan partes del país, sin que las autoridades se atrevan a enfrentarlas.

Se afirma que estas pandillas se tornaron en una amenaza para el mismo gobierno de Moise, porque algunos líderes de estas bandas son exjefes de la policía y están atacando tanto a la policía como a la población.

Esto ha ido creando un clima de inseguridad muy peligroso debido al temor que se ha ido generando en la casi totalidad de población, especialmente luego del magnicidio, al estimarse que estos grupos criminales aumentarán aún más su poder.

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