Santo Domingo, República Dominicana, miércoles 24 de abril, 2024

Pactos bajan presión al Gobierno

  • los precios, el salario ¿y la 3ra. dosis?

Manuel A. Tobías – Economista y Sociólogo

Especial para HoraxHora

A punto de cumplir su primer año de gestión, el gobierno del presidente Luis Abinader logró en julio dos importantes concertaciones que desactivaron sendas peligrosas bombas sociales: los aumentos de precios de los alimentos y el alza salarial.

Estos pactos logrados con los sectores las diversos de la sociedad, en especial el empresariado y los sindicatos, tiene como eje común que los partidos políticos, incluyendo el oficialista, han estado ausentes de las conversaciones y las decisiones.

Y mientras estos dos acuerdos, precios y salarios, han dejado bastante satisfecho al grueso de la población, el Gobierno se juega una carta peligrosa con el llamado a la vacunación de una tercera dosis, una iniciativa frontalmente cuestionada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina Paramericana de la Salud (OPS).

Estos dos importantes pactos dan un respiro a una Administración que se desenvuelve en medio de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19 y sus efectos colaterales directos en la economía, la educación, el desarrollo empresarial, la convivencia social que, por demás, absorve gran parte del presupuesto.

Los precios

El 6 de julio se reunieron en el Palacio Nacional, bajo convocatoria del Presidente Abinader, una variopinta representación de la sociedad nacional –empresarios privados, el Gobierno, sindicalistas, las Iglesias, sociedad civil, profesionales, medios de comunciación- con el objetivo de discutir y buscar alternativas a los serios efectos que provocan los aumentos de precios que se registran desde principios mismo de este año a consecuencia de los efectos de la pandemia.

Alzas en los precios del petróleo, los denominados commodities –materias primas esenciales como el trigo, soya, maíz, etc.- y los fletes han presionado aumentos de precios de los alimentos, materiales de construcción y otros artículos importantes en las áreas de producción nacional. El precio de los fletes, por demás, viene por dos componentes: el aumento de los precios del petróleo, que se ha situado hasta US$74 el barril, y la demanda de transporte, principalmente en contenedores desde las naciones asiáticas hacia este lado del mundo.

El principal error del Gobierno fue que sin medir las consecuencias, eliminó el subsidio que aplicaba al precio de la harina de trigo –unos $500 pesos por saco de 125 libras- lo que procovó inmediatos anuncios de aumentos de precios del pan, alimento vital y hasta símbolo histórico de la comida.

La reunión del conglomerado social del 21 junio en Palacio, derivó en la conformación de seis mesas de trabajo distintos con la encomienda de que en un plazo de diez días presentaran al Gobierno propuestas de como enfrentar el problema de los aumentos de precios de inmediato, a corto, mediano y largo plazo.

Fue entonces que el 21 de junio, en una nueva reunión en Palacio, se anunciaron una serie de medidas que van desde el congelamiento por 30 días de los precios de los combustibles –asimilando el Gobierno las diferencias por las alzas en los precios del barril de petroleo-, la extensión del programa de asistencia social denominado ‘Supérate’ hasta diciembre de 2021, descuentos del 15% en materiales de construcción para la construcción de viviendas de bajo costo, una disponibilidad de $2,000 millones de pesos en Aduanas para créditos a importadores de productos e insumos agrícolas de la denominada ‘canasta básica’, un aumento de $1,142 millones de pesos al sistema de medicamentos  PromeseCal para impactar en las medicinas de enfermendades catastróficas, que son de alto costo, así como la capitalización, con unos $33 millones de pesos al Laboratorio Quimico Dominicano, de capital estatal, y, principalmente, la intervención masiva del Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE) en la colocación de la prodeucción agrícola en manos de los consumidores sin la presencia de intermediaries, lo que se espera redunde en una disminución importante de los precios. Y se anunció, ahí mismo, una discusión sobre el tema de los salarios.

¿Cuáles puntos no explicados, cedidos por las partes y el apoyo del Gobierno, lograron este pacto? No se ha dicho, al momento, más que lo publicado.

Aumento salarial

Fue el 14 de Julio –luego de 24 horas de las expectativas generadas por una declaración a los periodistas del Presidente Abinader, en un acto en la víspera, en el sentido de que ‘mañana habrá buenas informaciones para los trabajadores dominicanos’- que el Presidente anunció la firma de un acuerdo entre los patronos y los sindicalistas, con la mediación del gobierno, que dispuso un aumento salarial en cuatro niveles de la vida productive nacional.

Inicialmente este aumento contempla incrementos en sueldo mínimo entre un 11% y un 59%, para un promedio de 24% del salario de los sectores clasificados en empresas grandes -19% que lleva el salario mínimo a $21,000 mensuales-; las medianas –con un 59% para colocar el salario mínimo mensual en $19,250 pesos-; las pequeñas –con un 20,2% que coloca el sueldo mínimo mensual en $12,900 pesos-; y las denominadas Pymes –un 11% de aumento para llevar el pago mensual mínimo a $11,900.

Ogtros renglones del sistema productivo nacional, como el turismo, la construcción y el sector agrícola, seran reajustados más adelante.

Uno de los puntos de mayor conflicto que sin mayores explicaciones fue ‘zanjado’ en el acuerdo patronos-sindicatos, fue el relativo a la reclasificación de las empresas, un nudo gordiano que había provocado serias fricciones en pasadas mesas de negociaciones entre las partes y que los trabajadores denunciaban como perjudiciales para ese sector.

¿Cuáles serían los incentivos adicionales para las partes, no anunciados en la firma del acuerdo llevaron a cuajar este acuerdo? No se dijo pero todos los sectores están contextes de que estos acuerdos dificilmente fueron logrados por el buen deseo y desprendimiento de las partes.

La tercera dosis

Mientras ha marchado con mucho más éxito de traspiés el programa de vacunación masiva contra el Covid-19, el Gobierno anunció el 24 de junio la aplicación de una tercera dosis de vacuna, como ‘refuerzo’ –siempre de manera voluntaria- a las personas que se haya aplicado dos vacunas de un mismo tipo.

El Gobierno ha logrado recibir más de diez millones de vacunas, la gran mayoría Sinovac, de producción de laboratorios chinos, y ya poco más de un millón de la norteamericana Pfizer, que inició a finales de junio envíos consecutivos semanales, que rondan entre los 150,000 a 210,000 dosis por carga.

No ha sido masivo la respuesta al llamado de la tercera dosis, aunque ya se anuncian que unas 200,000 se la han aplicado.

El tema está en que tan pronto se hizo el anuncio de que se abría el proceso de vacunación de la tercera dosis, influyentes y reputados médicos nacionales, como lo hizo el doctor Pedro Ureña el primer día del anuncio, advirtieron que la aplicación de una tercera dosis no estaba sustentado en anuncios definitivos de investigaciones científicas. De hecho, dos días después, la OMS y la OPS emitieron un comunicado conjunto advirtiendo directamente a las autoridades dominicanas de que esta aplicación de tercera dosis no estaba avalada por los científicos, que estudiaban aún su efectividad y futura necesidad.

El Gobierno, por el contrario, siguió adelante con su decisión y pretendió sacar músculos en la conferencia de prensa en que el presidente Abinader, junto al Gabinete de Salud que encabeza la Vicepresidenta Raquel Peña, teniendo a su lado a influyentes medicos del país que no objetaron la decisión de la tercera dosis.

El tema fue más lejos cuando la última semana la OMS y la OPS volvieron sobre el tema y luego de la reunión de consulta de los ejecutivos de las organizaciones de salud mundial, emitieron un comunicado que advertía a los gobiernos ser “extremadamente cautos” con la aplicación de la tercera dosis y les pedía “no verse tentados” a colocar dichas dosis hasta que los científicos lo determinen y las organizaciones de salud mundial le den luz verde.

El Gobierno ha hecho caso omiso a estas advertencias y recomendaciones y ha seguido hacia adelante en la aplicación de la tercera dosis que, debido a las publicaciones sobre los comunicados de la OMS y la OPS, ha reducido notablemente la afluencia de público a los centros de vacunación en procura de esa opción.

 

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